Inicialmente, el pozo superaba los 100 metros de profundidad, tal y como explicó el pocero. Pero después de que se comprobara que no había agua suficiente, una parte fue tapada, con lo que el pozo quedó cerrado entre los 71 y los 72 metros. La hipótesis que manejan los investigadores es que la familia no lo tapó de forma reglamentaria, sino que fue echando escombros, cubriendo casi los últimos 30 metros del pozo. Así que Julen cayó y dio con el fondo útil, algo más de 71 metros.

Los primeros datos de la autopsia, según fuentes cercanas de la investigación, concuerdan con la versión que ofrecieron los dos testigos directos del accidente: una prima y el padre de Julen. El niño habría caído al pequeño pozo abierto en la finca familiar, de apenas 25 centímetros de diámetro, con los brazos en alto, hacia arriba. Su cuerpo fue encontrado por sus rescatadores con la ropa totalmente arremangada, algo perfectamente compatible con una caída vertical de 71 metros en esa posición. En palabras de uno de los participantes en las labores de rescate, el niño «cayó como un cohete» por el pozo.

Primero se intentó rescatar a Julen succionando la tierra del propio pozo, pero esa labor se detuvo cuando se encontró un «tapón de arena». Los investigadores creen que la obstrucción se formó, por un lado, con las piedras y la tierra que Julen fue arrastrando durante su caída; además, creen que su padre y otros familiares pudieron echar tierra o piedras al agujero sin querer al intentar desesperadamente recuperar al crío tras la caída accidental. Así que, el cuerpo de Julen acabó formando parte del tapón. Cuando la máquina que trataba de llegar hasta él succionó varios pelos del niño, se decidió parar la búsqueda por ese sistema y se pasó a la idea de construir un túnel paralelo.

No era legal. El pozo no tenía los permisos necesarios para abrirse en busca de agua en la finca y, tal y como explicó el alcalde de Totalán, Miguel Escaño, se aprovecharon las fechas navideñas, con menor vigilancia, para hacerlo. El pocero aseguró que lo dejó totalmente sellado con una piedra, pero el padre ha contado que estaba de forma defectuosa. La investigación aclarará quién de todos dice la verdad.

La muerte del niño Julen Roselló cierra un capítulo de su historia, pero la investigación de la Guardia Civil y la jueza encargada del caso deberán averiguar la «causa final de ese trágico suceso», en declaraciones realizadas ayer por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. El propio ministro añadió que «buscamos respuestas en un tiempo lo más rápido posible, pero con todas las garantías». Estas son algunos de los interrogantes que la investigación deberá esclarecer y despejar en el caso del pequeño.