La historia de la Isla de Pascua es el paradigma de una civilización que agota sus recursos por perseguir sus obsesiones. Rapa Nui (nombre original) alcanzó altas cotas de desarrollo, simbolizadas por las estatuas moai. Pero consumió la madera de sus bosques a tal ritmo que se autocondenó al colapso alrededor del siglo XVII.

Esta versión --divulgada por la película Rapa Nui o el libro Colapso de Jared Diamond entre otros-- “se ha convertido en una especie de catecismo de la Isla de Pascua”, lamenta Valentí Rull, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA) de Barcelona. Pero los datos la desmienten. Así lo argumentaron Rull e investigadores de la Universitat de Barcelona, en un artículo publicado en abril en Fronteers in Ecology and Evolution.

TESTIMONIOS // La prueba clave son tres columnas de sedimentos (“testimonios”) que el equipo sacó del fondo de lagos de la isla en el 2004 y el 2008. Las muestras son un registro del clima y la vegetación de la isla durante milenios. Este dietario cuenta que la deforestación fue lenta y se combinó con sequías debidas a cambios climáticos. El grupo español presentó los hallazgos en publicaciones anteriores, pero el último trabajo los conecta con multitud de evidencias arqueológicas, botánicas y genéticas para sustentar su versión alternativa.

La teoría del “ecocidio” se fundamenta en otro “testimonio”, tomado en 1984 en el lago Raraku por el equipo del biogeógrafo estadounidense John Flenley, que halló un brusco cambio: antes de ello había polen de palmeras y después solo de praderas de gramináceas. Como el corte parecía coincidir con los siglos en los cuales se suponía que los polinesios habían llegado a la isla, el investigador dedujo que los humanos debían haber arrasado con los bosques en pocos siglos.

Pero el lago Raraku se había secado parcialmente hace tiempo y durante siglos no se habían acumulado sedimentos. Sin embargo, el mito del ecocidio persistió.

En el 2004, el grupo español empezó a tomar muestras en lagos de la Isla de Pascua. En el 2013, los investigadores descubrieron que tres de ellas eran completas. Estos registros apuntan a que la deforestación habría empezado en el 400 a. C., unos 2.000 años antes de su culminación. Esta fecha tan temprana apuntaría también a que la llegada de humanos a las isla sería muy antigua. Las muestras revelan fuertes sequías que complicaron la vida de los isleños y además impidieron reponer los bosques talados. H