La decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de avalar el dictamen favorable para que la central de Garoña (Burgos) pueda operar hasta 60 años ha generado un debate sobre la continuidad de estas plantas que está en la calle, aunque no precisamente en las de los municipios próximos, que la tienen clara.

Un ejemplo de ello son las declaraciones del alcalde de Cofrentes (Valencia) y presidente de turno de la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares (AMAC). Según Salvador Honrubia, en los municipios próximos a la central «no existe el debate» y pone como ejemplo su localidad, en la que, según confiesa, «se sabe lo que las centrales generan, que es ingresos y riqueza».

«Siempre puede haber una voz discordante, pero no es una cosa de la que se hable o discuta, porque la percepción que hay es que es como una cosa más del pueblo, que forma parte del paisaje», una opinión favorecida por la falta de incidentes en los últimos años.

Por ello, asegura que la AMAC tiene clara cuál es la postura en este nuevo episodio que se ha abierto y es que «si hay seguridad, siempre estaremos a favor» de la continuidad de estas instalaciones «el tiempo que haga falta».

Sin embargo, la decisión de prolongar la vida útil de Garoña ha provocado la reacción de múltiples colectivos ecologistas, en especial tras el accidente que hubo el pasado jueves en Francia.