Leonard Cohen actuó en Castellón en el año 2008, y no dejó a nadie indiferente. Lo hizo ante más de 38.000 personas, que abarrotaron el recinto del FIB en Benicàssim pese al bochorno de un 20 de julio. La crónica de Mediterráneo de aquel concierto describe bien el éxtasis que se vivió aquel día, pues el cantante y poeta canadiense volvía a España tras 20 años de ausencia. «Sus melodías se tornaron fábulas poéticas de primer orden en las que la profundidad del amor copó protagonismo. Formidable puesta en escena, equipo electrónico de renombre, que elevó aún más si cabe la talla del cabeza de cartel», se podía leer en la información.

Quienes estuvieron allí recuerdan a un Cohen entregado, y a un público de una edad sensiblemente superior a la media fiber, que se desplazó desde muchos puntos de la Comunitat y de toda España para ver a su ídolo. En aquel momento tenía 73 años y todavía se atrevía con directos «emotivos», «histéricos», que rozaban «la locura».

En toda su carrera, tocó en 31 ocasiones en España. H