Carles coge el metro habitualmente para ir a trabajar. Conoce el episodio de sexo en el Metro. No tiene tan claro que había ocurrido en la estación de metro de Liceu. Y desde luego no sabe que la cópula tuvo lugar sobre el banco en el que precisamente ahora apoya su maletín del trabajo. En cuanto se le informa de ello, lo recoge discretamente y decide aguantarlo a pulso hasta que llegue el tren. “Nunca he visto algo así, imagino que en función de las líneas ves según qué cosas, pero la verde es bastante tranquila”, reflexiona, maletín en mano.

Lola viaja con el suburbano cuatro veces al día. “A las nueve, a la una, a las cuatro y a las siete”, remarca. Tampoco ha presenciado jamás a nadie fornicando en el andén. A diferencia de Carles, ella no relaciona las conductas incívicas con las líneas porque está segura de que va en función “de los horarios”. “Cuando yo lo cojo, la gente va a trabajar y solo tiene que preocuparse por los carteristas”, protesta.

La totalidad de los usuarios que este lunes han hablado con este diario habían visto el coito de la pareja del metro. La mayoría de ellos, a través de Whatsapp. Lo confirman con cierta estupefacción, mientras contienen una sonrisa o arquean las cejas. A diferencia de ellos, dos trabajadores de TMB hablan del coito sin perturbarse lo más mínimo.

“¿Si nos parece insólito?”, repreguntan. “Para nada, en el metro ves de todo”, avisan. Cuando se les insta a que hagan un esfuerzo para citar casos esperpénticos de incivismo que hayan visto con sus propios ojos sueltan algunas cosas realmente asombrosas, por llamarlas de algún modo.

“El otro día había un tipo defecando en el ascensor. Llamé a seguridad y les dije lo que pasaba. También les dije que no pensaba interrumpirle. Estuvo un buen rato en el elevador y la gente quería utilizarlo. Llamaban al pulsador, se abrían las puertas, aparecía él y optaban por usar las escaleras”, relata sin inmutarse. Según su experiencia, el 'polvo' de Liceu no es algo sorprendente, tan solo un poco madrugador: las escenas de sexo subterráneo suelen darse de madrugada en días festivos.