El equipo encabezado por el arqueólogo Javier Navarro y el historiador Miguel Caballero, miembros de la asociación Regreso con Honor empieza este lunes los trabajos de identificación de fosas comunes en el paraje de Alfacár (Granada) conocido como el Peñón del Colorado. Ese es el punto en el que, según sus estudios, se encontrarían los restos del poeta Federico García Lorca y sus compañeros de infortunio aquella aciaga tarde del 17 de agosto de 1936: el maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Oficialmente, el equipo investigador solo tiene autorización para localizar al primero.

Navarro explicó este domingo que los trabajos en el paraje,un campo de instrucción durante la guerra civil y más tarde un campo de fútbol de tierra, se prolongarán durante aproximadamente un mes. Las dos primeras semanas se centrarán en remover la tierra para eliminar el material de relleno en la parcela delimitada y acceder a los puntos marcados por el georrádarcomo compatibles con fosas. A continuación se procederá con las catas y sondeos para identificar posibles restos humanos. En ese momento sería cuando se incorporarán los antropólogos para proceder a identificar y catalogar los hallazgos. La normativa indica que en caso de hallarse restos con signos de violencia, hay que documentarlo y comunicarlo inmediatamente al juzgado de guardia y, en este caso, a la Dirección General de Memoria Histórica andaluza.

VERSIONES CONTRADICTORIAS

La búsqueda cuenta con los permisos del ayuntamiento de Alfacar y la consejería de Medio Ambiente, dueña de los terrenos, y cuenta con financiación privada gracias a una campaña de patrocinio y mecenazgo en la que han recibido aportaciones económicas de lugares como España, Puerto Rico o Inglaterra. El Peñón del Colorado dista apenas unos cientos de metros del parque García Lorca, donde tradicionalmente se había situado la fosa del poeta granadino siguiendo las indicaciones de Manuel Castilla, Manolo el Comunista, uno de sus supuestos enterradores y que contó su versión a investigadores como Ian Gibson. Allí ya se buscó en 2009 sin éxito. Sin embargo, Caballero prefirió amparar sus estudios en las investigaciones emprendidas por el periodista Eduardo Molina Fajardo, miembro de la Falange que en los años 60 recopiló testimonios de hasta 48 personas relacionadas con la detención o el fusilamiento del poeta.

El propio mando militar en Granada en esas fechas, el capitán José María Nestares, le entregó en 1969 un croquis con el lugar exacto del enterramiento, y años más tarde un hijo del militar, ahora general, acudió a ese emplazamiento junto con dos guardias de asalto que dijeron haber sido testigos del fusilamiento. Una visita que acabó relatando a Caballero y Navarro, llevándoles de nuevo al terreno y señalando el emplazamiento en el antiguo campo de instrucción de la Falange, convertido a finales de los años 80 en un campo de fútbol.

Caballero apunta a la propia familia Lorca, que no ha dado autorización para identificar los restos del escritor en el caso de que aparecieran huesos, para apuntalar su hipótesis. “En el año 89 se intentó hacer un campo de fútbol y, cuando ese trabajo iba a comenzar, la hermana de Lorca escribió una carta destinada al entonces presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y al alcalde de Alfacar, en la que pedía que se suspendieran los trabajos porque en esa zona estaba enterrado su hermano”. Para conocer sí tienen razón habrá que esperar al menos hasta octubre.