La Audiencia de Madrid ha condenado a más de 27 años de prisión a Bruno Hernández Vega, conocido como el descuartizador de Majadahonda, por las muertes de su tía y de su inquilina, de cuyos cuerpos se deshizo en una picadora industrial y cuyos restos aún no han aparecido.

Según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), la Sección 30 de la Audiencia madrileña ha descartado que la esquizofrenia paranoide que padece el acusado, que ahora tiene 34 años, anulara sus facultades mentales, al no establecerse una relación entre su delirio y los asesinatos.

El tribunal le condena a 27 años, tres meses y un día de prisión después de que el jurado popular le considerara responsable de las muertes de su tía Liria Hernández Hernández y de su inquilina Adriana Beatriz Gioiosa.

Por cada uno de estos crímenes le condena a 12 años de cárcel, y el resto de la pena es por el delito continuado de estafa, por falsedad documental y también por tenencia ilícita de armas.

La sentencia considera probado que tras matar a su tía Liria, Bruno Hernández constituyó una empresa de construcción con el ánimo de obtener un beneficio económico de esa muerte. La sentencia considera igualmente probado que el condenado, años después de este primer crimen, causó la muerte de Adriana Beatriz Gioiosa, cuyo cadáver también troceó e hizo desaparecer.