1. No retirar toda la pensión de golpe. Los ladrones saben qué días el Estado ingresa la pensión y durante ese intervalo de tiempo se acercan a las oficinas bancarias en busca de ancianos. Lo ideal es retirarla poco a poco, minimizando la cantidad en efectivo que se lleva en el bolsillo al regresar a la calle.

2. No acudir solos al banco. Siempre que sea posible, lo ideal es que ningún anciano acuda en solitario a retirar dinero en efectivo. Durante el trayecto de regreso al domicilio aumentan las posibilidades de ser sorprendidos por carteristas. Por eso conviene pedir la compañía de algún familiar para realizar este trámite.

3. Entrar en una cafetería. Si se detecta que alguien le está siguiendo, es preferible detener la marcha y buscar un lugar frecuentado en el que resultará más fácil pedir auxilio. También conviene desconfiar de personas desconocidas que se ofrezcan inesperadamente a hacer compañía de camino a casa.

4. Llevar el bolso cruzado y bien cerrado. Los 'cadeneros' acostumbran a elegir casi siempre víctimas que llevan el bolso colgado de un brazo. De este modo, pueden acercarse por detrás y cogerlo de un tirón. Si la correa cruza el pecho, y la bolsa está bien cerrada, disminuyen las posibilidades de ser atacado.

5. No pagar jamás en efectivo a un revisor. Las facturas de las revisiones y reparaciones de gas, luz o agua se incluyen en el pago domiciliado a través del banco. Por este motivo no debe darse tampoco ningún dato personal porque ya está en posesión de la compañía. La inspección obligatoria se pasa cada cinco años.

6. Pedir ayuda a un familiar. Para recibir la visita de un revisor, lo ideal es que el anciano se encuentre acompañado de un familiar. Si no existe ningún pariente al que acudir, una opción efectiva puede ser la de avisar a un vecino de confianza. Este refuerzo resulta disuasorio para el estafador.

7. Llamar al 112. Ante cualquier duda, marcar el teléfono de emergencias y explicar qué ocurre. También está disponible el 012. En ambos servicios los profesionales que atiendan la llamada ayudarán a aclarar si el temor detectado es procedente o no y aconsejarán cómo actuar si fuera necesario.

8. No regañar a la víctima. Este consejo va dirigido a los familiares. Una reacción que se ha demostrado contraproducente es la de reñir a los parientes de más edad cuando explican que les ha enredado. Esto provoca que en el futuro opten por ocultar que han vuelto a ser atacados.