Un equipo internacional de neurocientíficos ha anunciado que ha logrado diseñar genéticamente unos monos para que estos tuvieran las mutaciones que hoy en día se relacionan con el autismo. El experimento, cuyas conclusiones se publicaron ayer en la revista científica Nature, se ha realizado mediante el sistema de edición genética CRISPR. Han introducido en los animales una mutación relacionada con el gen Shank3, uno de los que más se relaciona con el autismo y otros trastornos neurológicos.

Los monos diseñados genéticamente para este estudio mostraron algunos rasgos de actitud y patrones neurobiológicos similares a los que se han observado en pacientes humanos con este trastorno. Estos animales «solían despertarse con frecuencia durante la noche, mostraban comportamientos repetitivos y se involucraron en menos interacciones sociales que otros macacos». Estudios de la actividad cerebral también desvelaron una disfunción en las zonas encargadas de transmitir señales sensoriales, motoras y reguladoras del sueño.

«Nuestro objetivo es generar un modelo animal que nos ayude a comprender mejor el mecanismo biológico del autismo y descubrir opciones de tratamiento que sean aplicables a los humanos», argumenta Guoping Feng, investigador py miembro del Broad Institute del MIT y Harvard.