Oculto tras una escotilla que parece sacada de una nave espacial, se abre el diminuto espacio de una habitación totalmente blanca y de estética minimalista del primer hotel cápsula destinado a los peregrinos a La Meca, construido por la organización benéfica Hidyat al Hach y al Muatmir («Regalo de los peregrinos», en árabe), a instancias de las autoridades, que buscan alternativas para resolver el problema de la falta de alojamiento.

Las 24 cápsulas de plástico y fibra de vidrio de este hotel móvil constriñen todas sus comodidades en un espacio de 2,20 metros de largo por 1,20 de ancho y 1,20 de altura, que obliga al huésped a permanecer tumbado o sentado todo el tiempo que permanezca allí.

Las cápsulas están pintadas en blanco, el mismo color que usan los peregrinos varones que hoy inician el hach, la peregrinación mayor que todo musulmán debe hacer una vez en la vida a La Meca.