La investigación del asesinato de Antonio Navarro Cerdán, el ingeniero de Novelda, de 36 años, asesinado a cuchilladas en el garaje donde aparcaba su coche, en la calle Calamocha de València el pasado 16 de agosto, sigue aportando nuevas revelaciones. Por el crimen están detenidos su esposa, la enfermera María Jesús M. C., de 27 años, y un compañero de trabajo de ella, el auxiliar de enfermería Salvador M. L., de 47, con quien al parecer mantenía una relación sentimental que ambos niegan.

Los investigadores se muestran convencidos de que ella indujo de algún modo la idea de la desaparición física de su esposo en la mente de uno de sus amantes --mantenía también una relación con un publicista--, Salvador R. L., casado y con una hija y que trabajaba con ella en el mismo hospital privado de València.

Fue en junio, dos meses antes del asesinato, cuando Maje relató a Salva que había habido un accidente de tráfico con dos fallecidos en una empresa relacionada con Ferrovial, la firma en la que trabajaba el ingeniero. Ambos --admiten en sus declaraciones ante la policía-- desearon que «Antonio hubiese sido uno de ellos». A partir de ese momento fue cuando, según los investigadores, comenzaron «a fantasear con la muerte de Antonio».

En sucesivas conversaciones habrían concretado los detalles. A finales de junio, Salva habría apuntado a que el mejor lugar para llevar a cabo su macabro plan era el garaje donde el matrimonio tenía una plaza de garaje, que Antonio solo utilizaba las noches en que Maje se llevaba el suyo a, supuestamente, trabajar.

Los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València siempre descartaron el robo por las circunstancias en que ocurrieron los hechos. El primer detalle que alejaba la idea del ladrón ocasional era el número de cuchilladas y el arma empleada. Antonio, natural de Novelda al igual que Maje, recibió ocho heridas en el tórax, varias de ellas en el corazón.