A Mr. Black, un corriente oficinista, el canto de un pájaro desde un árbol cercano a su casa le avisa que ha amanecido antes de que lo haga el despertador y, aunque remolonea en su cama cuando ve por la ventana que llueve, acaba por levantarse e ir al baño. El éxito en el water sólo llega cuando empieza a mirar Twitter, Facebook y su correo. Duchado y afeitado, duda qué ropa ponerse pero, pensando que verá a una mujer que le gusta, se decide por un traje.

En apenas un par de páginas a Xu Bing (Chongqin, 1955) le da para sacar alguna sonrisa mientras presenta los primeros rasgos y miserias del protagonista de Book from the Ground (El Libro de la Tierra). Por delante hay otras ciento diez páginas divididas en veinticuatro capítulos, uno por hora del día, muchos detalles íntimos pero ni una sola palabra.

El reconocido artista chino ha roto la barrera de los idiomas tradicionales con una novela escrita con un alfabeto de ocho mil emoticonos. Es el primer libro que todo el mundo puede leer pues no necesita traducción, ha afirmado en Valencia, donde han hecho la primera reedición de esta obra publicada inicialmente en Estados Unidos.

"La idea empezó hace trece años, cuando tenía exposiciones por todo el mundo y pasaba mucho tiempo en los aeropuertos, aburriéndome y paseando arriba y abajo", explica. En esa pequeña ciudad vio cómo personas de todas las nacionalidades entendían de manera universal los iconos de señalización. Ese lenguaje estaba aún muy verde pero siete años después entendió que el proyecto era viable. Internet había ampliado y universalizado, y lo sigue haciendo cada día, un nuevo alfabeto.

El artista asegura que en los últimos tiempos el ser humano vive "en un nuevo mundo de pictogramas e iconos" que va más allá de contextos culturales o bagajes educativos, aunque no de una indispensable interiorización de estos nuevos iconos gráficos. Esa es la única barrera.

El Centro del Carmen de Cultura Contemporánea de Valencia acoge estos días la primera gran exposición en España del aclamado Xu Bing, cuya obra ha pasado además de por el Museo Nacional de Arte de China, por el Museo Británico o el MoMA de Nueva York, y José Luis Pérez Pont, el director del centro, explica que el origen de este revolucionario libro está en la infancia de su autor.

Le causó un gran impacto el cambio del alfabeto con la Revolución Cultural China, que generó una especie de trauma social colectivo a muchas personas. Todo el mundo tuvo que volver a aprender a leer y escribir, a reconocer esos pictogramas, él tenía once años y lo ha convertido en un eje de su práctica artística. Hay una reflexión y análisis de las fronteras de la comunicación y de las dificultades de poder contactar con los otros, explica a este diario.

De hecho, este nuevo libro es la continuación de Book from the sky una de sus obras clásicas. Se trata de una instalación de libros, rollos y paneles con miles de caracteres chinos y otros inventados por él absolutamente ilegible. De un libro que no podía leer nadie a otro que puede leer cualquiera. Mi deseo es que el arte llegue a todo el mundo, que sea accesible, explica.

La obsesión de Xu Bing con el lenguaje le llevó también a crear uno propio en el que el alfabeto inglés simula la escritura china. Así está escrito en una enorme banderola roja el lema Art for the people, dijo el presidente Mao que da la bienvenida a la muestra y también una adaptación de El bon poble un poema de Ausiàs March adaptado expresamente para la exposición.