La Línea 1 es segura» ; «el accidente (del metro) era inevitable»; «a los trenes del accidente aún les quedaba vida útil». Los mantras de la «verdad oficial» sobre el accidente del metro del 3 de julio de 2006, repetidos durante años por los responsables de la Generalitat y de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) han caído como un castillo de naipes trece años, seis meses y 21 días después.

Cuatro exdirectivos de FGV procesados por 43 homicidios imprudentes (por los fallecidos), 47 en grado de tentativa (por los heridos) y dos delitos contra los derechos de los trabajadores (por el maquinista y la interventora fallecidos) han admitido las deficiencias apuntadas por la Fiscalía Provincial de València en su escrito de acusación, previo al juicio que debía comenzar mañana. Al reconocer los hechos exculpan a los otros cuatro exdirectivos acusados.

La muerte de 43 personas se salda con 22 meses de cárcel para cada uno de los cuatro exdirectivos que admiten los hechos y tres años de inhabilitación en cargos directivos en empresas ferroviarias. Ninguna se aplicará ya que forma parte del acuerdo que las acusaciones no exijan el cumplimiento de la pena. Y tres de los acusados ya están jubilados.

¿Es un final justo para esta larga historia de dolor? No hay pena judicial ni indemnización civil que repare la muerte de 43 seres queridos. Pero al reconocer los hechos, los cuatro exdirectivos reescriben el lema de la asociación de víctimas: «43 muertos + 47 heridos» ya no será igual a «0 responsables», sino a «4 culpables».