El fallo del caso la Manada ha tenido una repercusión importante en las redes sociales, especialmente en Twitter. Los relatos en primera persona se han hecho con el hashtag #cuéntalo, donde se está canalizando la frustración colectiva, lo que ha convertido en tendencia mundial esta etiqueta. Centenares de mujeres explican sus historias.

A raíz de un texto de la coeditora del diario Público, Virginia P. Alonso, que narra la agresión que sufrió cuando pasaba un verano en Inglaterra a los 13 años, la periodista catalana Cristina Fallarás puso en marcha #cuéntalo y el hilo de mensajes se activó. Las mujeres que han sufrido agresiones sexuales consideran imprescindible denunciar públicamente las experiencias que no llegan a los tribunales. Todo para conseguir los cambios sociales que eviten sentencias como la de esta semana. La sociedad se confiesa.

Mujeres anónimas, pero también del ámbito público, entre ellas periodistas, escritoras y políticas han decidido sumarse a #cuéntalo con sus propias historias o comentarios sobre la iniciativa, entre ellas representantes de Podemos como Irene Montero y Teresa Rodríguez y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Miedo al volver a casa

«Sentir miedo al volver a casa por las noches: fingir hablar por teléfono o pedirle a una amiga que no cuelgue hasta entrar en el portal, correr nerviosa los últimos metros con la llave preparada. Nos ocurre a todas, ahora lo vivimos en común. No estamos solas», comparte la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero.

«Admiro la valentía de las que lo contáis sin tapujos. Yo solamente al recordar aquella historia en la que pude escapar de las fauces de aquel señor tan distinguido y reconocido (y reconocible) todavía siento angustia. Rabia, asco, impotencia», señala la exmilitante socialista y concejal del Ayuntamiento de Cabanillas del Campo Beatriz Talegón.

La periodista Elisa Beni asegura: «En 12 horas he recibido mensajes de mujeres que me piden ayuda para denunciar el abuso de hombres poderosos, el incesto, los intentos de abuso laboral... Algo está pasando». Otra mujer describe: «Puedo contar varios intentos de agresión sexual en diferentes lugares del mundo. En una ocasión, un tipo me atrapó en un ascensor. Logré salir después de forcejear y patear, sin zapatos y atemorizada. Me lié a golpes con los libros que llevaba. Tenía 20 años». Otras afectadas denuncian agresiones sexuales en su entorno personal o laboral, o por parte de desconocidos.

Mientras las redes ardían, las calles seguían exhibiendo el rechazo popular. En Pamplona, 32.000 personas se manifestaron ayer para mostrar su rechazo a la sentencia que condena a los cinco miembros de la Manada a nueve años de prisión por abuso sexual y no por violación. Los manifestantes salieron del Palacio de Justicia de Navarra, protegido por agentes de la Policía Foral, y marcharon detrás de una pancarta del Movimiento Feminista Vasco con el lema: No es abuso, es agresión: nosotras te creemos. Los concentrados gritaron tranquila hermana, aquí está tu manada y no es no, el resto es agresión.