Las películas donde trabajan mujeres tienen más opciones de conseguir financiación pública previa al rodaje. Así lo dictamina la legislación vigente, que intenta de esa manera ‘corregir’ la escasa presencia femenina en la industria del cine. Sin embargo, la picaresca ha hecho que muchas producciones ‘vendan’ su porcentaje femenino (en puestos no directivos, como vestuario o maquillaje) cuando, en realidad, a los mandos del filme están solo hombres. Este sistema viciado es el que, en breve, tratará de corregir el Instituto del Cine (ICAA), organismo que pertenece al Ministerio de Cultura y del que dependen las subvenciones.

En cuanto esté listo el reglamento (es cuestión de uno o dos meses), el ICAA dará más puntos (y, por lo tanto, más posibilidades de conseguir financiación pública) a los proyectos que, de verdad, estén liderados por mujeres en los apartados considerados como nobles y que, mayoritariamente, son terreno masculino: dirección, guion o producción. Así lo acaba de anunciar el máximo responsable del ICAA, Óscar Graefenhain, en una jornada organizada por la asociación de mujeres cineastas (CIMA).

Otro sistema de ayuda que está estudiando el ICAA -en este caso, va para más largo- es estudiar la posibilidad de aumentar la cantidad de dinero que se da a las producciones con presencia (real) femenina. Es más que probable que esto se consiga a través de desgravaciones fiscales.

Graefenhain ha explicado que, en todo caso, al ICAA llegan pocas películas dirigidas o escritas por mujeres. Este es un aspecto que también quieren ‘corregir’. Por eso, ha anunciado unas jornadas de asesoramiento para que los proyectos liderados por mujeres están “mejor armados” y tengan así más posibilidades de aspirar al dinero público.

Superhéroes y "comedias fáciles"

“Estamos siendo muy torpes en el mundo audiovisual”, ha reconocido el responsable del ICAA, ejecutivo que viene del deporte, una industria de la que pretende copiar algunos métodos para favorecer la presencia femenina. “El principal problema del cine español es la poca captación de nuevos públicos. Si solo hacemos películas de superhéroes o comedias fáciles nos estamos perdiendo un publico muy importante, el femenino y el joven”, ha explicado dando por hecho que las mujeres no les deben gustar ni las historias de superhéroes ni las comedias “fáciles”.

En todo caso, el cambio legislativo ha sido acogido con entusiasmo en la asociación de mujeres cineastas, que ha realizado un estudio de la industria del cine cuyos datos, un año más, son tan tristes como demoledores.

Vestuario y maquillaje

Tomando como base los 154 largometrajes que aspiraban a los premios Goya del año pasado, el estudio concluye que solo el 16% estaban dirigidos por mujeres frente al 84% de hombres. Los negociados con menor presencia femenina son efectos especiales (3%) y fotografía (2%). Mientras, como cada año, vestuario y maquillaje son terreno ‘femenino’. Otro dato interesante que refleja que mujeres y hombres no están a la misma altura es que el presupuesto medio de una película dirigida por un hombre es considerablemente más elevado (2,2 millones frente a 1,4).

Más allá de las cifras (que, lamentablemente, no cambian de un año para otro), las responsables de CIMA dejaron clara la importancia de cambiar las cosas. “El cine no es solo cine. El cine crea cultura, influye en la sociedad y trasmite valores”, ha reflexionado la presidenta de la asocaición, Virgina Yagüe. “Solo estamos recibiendo una mirada. Es alarmante que la cosas no hayan cambiado. Tenemos que tomar medidas para que las mujeres también estén en los puestos de liderazgo de la industria. Por ejemplo, ¿por qué no se confía en una mujer para realizar una película de alto presupuesto?”, se ha preguntado.

El informe hace hincapié en que la escasa visibilidad femenina afecta también a los premios, como el Nacional de Cine, el Goya de Honor y la Medalla de Oro de la Academia. Desde 1980 hasta 2016, el 77% de las personas que han recibido esos homenajes son varones frente al 23%. Es más, de ese 23% una amplísima mayoría son actrices mientras que escasean las directoras o guionistas.