Las 190 delegaciones presentes en la conferencia sobre el clima de Marrakech (COP22) se despedirán de la ciudad marroquí con un humilde bagaje cuyo máximo logro ha sido mantener el espíritu constructivo y universal de la anterior cumbre en París, celebrada el pasado diciembre, y avanzar en cuestiones técnicas del ámbito jurídico. Sin embargo, como estaba previsto, se ha demorado hasta futuras reuniones la adopción de medidas concretas en el ámbito de la mitigación del cambio climático o de los fondos financieros para los países en desarrollo.

En la declaración final, que estaba previsto aprobar la pasada madrugada, los participantes proclaman que la lucha contra el cambio climático es una «prioridad» y se comprometen a seguir trabajando para hacer realidad el Tratado de París incluso en el caso de que alguien desista de hacerlo, en referencia a las dudas generadas por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. «Si Trump destruye el Acuerdo de París y EEUU no cumple con sus objetivos climáticos, causará daños sin precedentes a escala mundial», advirtió la coordinadora ecologista 350.org. Al menos, China, el primer emisor mundial de gases, sigue en la senda de París: «China seguirá en la lucha contra el calentamiento global», dijo el delegado Xie Zhenhua.