La ciudad de Haltern am See (oeste de Alemania) homenajeó ayer a las 150 víctimas del vuelo de Germanwings que hace tres años estrelló deliberadamente su copiloto, Andreas Lubitz, mientras realizaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf. Según la investigación, ese 24 de marzo del 2015, Lubitz decidió suicidarse tras quedarse solo en la cabina, para lo cual dirigió el avión contra el suelo. En el siniestro falleció todo el pasaje, entre el que se hallaban 47 españoles y 72 alemanes.

Exactamente a las 10.41 horas, momento en que se estrelló el aparato en los Alpes franceses, se guardó un minuto de silencio en la plaza Mayor de Haltern am See, mientras que delante del centro escolar donde estudiaban los jóvenes quedaron depositadas algunas velas y flores en memoria de los 16 escolares y dos maestras muertos en la tragedia.

Los estudiantes del municipio, una ciudad de 37.000 habitantes del estado de Renania del Norte-Westfalia, volaban de regreso a casa, tras haber participado en una estancia de intercambio con un centro escolar catalán.

La ceremonia de Haltern am See es el más destacado acto en Alemania en el tercer aniversario de la tragedia provocada por Lubitz, quien había estado bajo tratamiento psicoterapéutico por «tendencias suicidas» durante un largo periodo. Las pesquisas llevadas a cabo tanto por la fiscalía francesa como por la alemana concluyeron que el copiloto de Germanwings estrelló deliberadamente el aparato, aunque su familia considera estas conclusiones meras especulaciones.