Presentación mundial en la Feria del Libro de Fráncfort del nuevo libro de Dan Brown, ‘Origen’, que en su primera media semana ya es el más vendido en castellano y catalán. No es extraño: la acción se desarrolla en lugares como Montserrat, el Guggenheim, la Sagrada Família, el Valle de los Caídos, la Pedrera, el Palmar de Troya y una institución científica catalana situada en una peculiar ubicación que hizo exclamar al autor “parece una de mis novelas”. Robert Langdon, además, se ve atrapado en una trama en torno a la explicación ateísta para el origen de la vida y el futuro de la humanidad bajo la influencia de la inteligencia artificial. En ella están envueltos un innovador ‘stevejobsiano’, un senil rey de España guardián de las más rancias tradiciones con una relación equívoca con el arzobispo de Madrid, su heredero prometido con la esbelta directora del Guggenheim de Bilbao, un almirante español retirado y enloquecido convertido en arma letal mientras canta el ‘Oriamendi’... Así que España y Catalunya están tan presentes que es una periodista polaca la que se adelanta a preguntarle por la situación política actual.

“Amo a CataluÑa, amo a España, espero que lo puedan arreglar, es una situación muy dolorosa ['heartbreaking'] pero también es un signo de los tiempos. Una de las ideas de ‘Origen’ es la relación entre lo viejo y lo nuevo, incluyendo la participación de la familia real", responde el autor de ‘El Código Da Vinci’, al que también le han preguntado por qué ha elegido a la familia real española, que en el libro se parece a la de verdad como se parecían entre sí los dos mundos alternativos de la serie ‘Fringe’. "En España hay una antigua y rica tradición católica, una religiosidad muy enraizada y, por el otro lado, una mentalidad increíblemente progresista y avanzada, por eso elegí a España".

La relación de Brown con España es intensa. Estudió cuando era joven en la Universidad de Sevilla y durante el proceso de documentación de la novela, explica, ha viajado a España en tres ocasiones, con estancias que suman “varios meses”. El proceso de localización sobre el terreno, dice, le hace en ocasiones modificar la trama prevista. Aquí va un ejemplo: “Cuando visité la Sagrada Família, la espectacular iglesia de Gaudí en Barcelona, supe que algo tenía que suceder allí, y cuando vi una escalera muy empinada, oscura y peligrosa, supe que alguien tenía que morir en esa escalera, y la trama cambió”.

Pero aparte de su atracción por España, todos los libros protagonizados por Robert Langdon, menos ‘El símbolo perdido’, se desarrollan en Europa. ¿Por qué? “Langdon está fascinado por Europa porque yo estoy fascinado por Europa. La historia del arte y la arquitectura y su conexión con la historia es algo que no encuentro en mi país, que es muy joven, un país de consumidores; aquí en Europa si vas a un restaurante encuentras platos de la medida adecuada. Y si sales a la calle los coches tienen la medida adecuada”, responde Brown. Antes de hacer un canto de patriotismo americano... y de rechazo a Donald Trump.

“Amo a mi país y estoy muy orgulloso de él; incluso ahora. Una de las cosas que me hacen estar más orgulloso de él es que mantenemos una estructura de Gobierno que impide a su actual presidente hacer cantidad de cosas. Pensé en escribir ‘El Código Trump’ pero era demasiado increíble, incluso para mí. A lo mejor algún día”, bromea.

De nuevo la historia de ‘Origen’ es un juego de pistas. “Quest” o “búsqueda del tesoro”, en palabras de su propio autor. Todo viene de su infancia, aclara: “Mi madre era una devota organista en la iglesia, mi padre profesor de matemáticas; música y matemáticas son dos lenguajes simbólicos, así que crecimos en casa rodeados de símbolos. Bajo el árbol de Navidad esperábamos encontrar regalos pero había un código que teníamos que descifrar, que nos llevaba a otro, y este a otro... hasta que encontrábamos los regalos. La búsqueda de un tesoro es algo divertido, y yo quiero hacer mis libros divertidos”.

Pero en sus últimos libros, explica, ha querido combinar diversión y mensaje sobre grandes problemas de la humanidad. En el anterior, la superpoblación. En este, dice, “la novela gira en torno a una sola pregunta, si sobrevivirá Dios a la ciencia”. Es “ingenuo”, dice, pensar que los dioses actuales seguirán vivos dentro de algún tiempo, lo que hacen a lo largo de la historia es “evolucionar”. Incluso intuye un posible futuro en el campo de las creencias. “En las próximas décadas -vaticina- nuestra especie estará mucho más interconectada y encontraremos nuestras experiencias espirituales en esa interconexión entre todo, más que buscar un dios exterior al que hacer preguntas. La necesidad de ese tipo de dios disminuirá y eventualmente desaparecerá”.