La pandemia de coronavirus comportará muchos cambios en la sociedad y uno de ellos será la manera en que la ciudadanía interactúa entre sí. Al menos, a corto plazo. El Ministerio de Sanidad no descarta aconsejar el uso generalizado de mascarillas en la población. «Probablemente esta es una de las medidas que vamos a recomendar, pero no quiero anticipar nada hasta que lo tengamos decidido y lo podamos comunicar», respondió ayer en su comparecencia el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a los periodistas

La Organización Mundial de la Saud (OMS), que hasta ahora se mostraba escéptica al respecto, se muestra favorable a la utilización de mascarillas (aunque sean caseras) en personas asintomáticas. «Usar las máscaras para protegernos no es una mala idea», dijo el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, Michael Ryan.

Hasta ahora, la OMS se había limitado a decir que quienes estén enfermos, deben usar máscaras para evitar contagiar a otros, y que quienes cuidan y tratan a los enfermos, deben llevarlas también para protegerse. El organismo aseguraba esta semana que esa prenda es habitualmente usada de forma errónea, o puede hacer que se olvide la medida más eficaz, guardar las distancias y lavarse bien las manos.

En la misma línea que Illa, aunque no de manera tan clara, se había posicionado horas antes el director del centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias, Fernando Simón, quien sugirió que una de las alternativas para seguir a partir de ahora podría ser «reducir» la forma en que la gente interactúa entre sí para evitar la transmisión del virus. Esta última opción implicaría, en su opinión, «aprender» de sociedades orientales como la japonesa, cuyo gobierno, ante brotes de gripe, pide a los enfermos que usen mascarilla y, por tanto, acostumbrarse a usar «equipos de protección personal en la medida en que estén disponibles en grandes cantidades», subrayó.

COMUNIDADES AUTÓNOMAS / Lo cierto es que también las comunidades autónomas comienzan a dar pasos en este sentido. Protección Civil de la Generalitat de Cataluña, que ha cambiado sus recomendaciones a la población general en cuanto a las medidas frente al coronavirus, ahora aconseja el uso de las mascarillas no solo para enfermos o personal sanitario, sino también a todo aquel que salga a la calle, a la compra o similares. Se trata de una actualización del documento de preguntas y respuestas sobre las restricciones durante el estado de alarma en el país.

Pero va más allá y sugiere también llevar guantes para tocar los alimentos, así como una bolsa o carro de la compra propios, además de lavarse las manos nada más llegar a casa. En esta nueva remesa de consejos plantea que, antes de coger un carro de la compra en el supermercado, se limpie con desinfectante la parte por donde se empuja el carrito.

No obstante, entre los propios expertos existe todo un debate acerca de utilizar o no mascarillas. La escasez mundial de las mismas, debido a la fuerte competencia entre países en el mercado, es otro factor que marca un debate ahora de actualidad.

TEMA CIENTÍFICO // «Esta no es una decisión científica, sino política, dependiendo de los objetivos que se tienen», explica a Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), entidad que, matiza, «no tiene una postura oficial al respecto» sobre la utilización de mascarillas. «De momento, se aboga por su uso en todos los profesionales de hospitales, pero quizás en algún momento sea necesario utilizarlas fuera, no tanto para no contagiarse uno mismo, sino para no contagiar a los demás», señala Hernández. Si bien no existen evidencias científicas de que las mascarillas protejan de los virus a quienes las llevan, sí se sabe que evita que las personas, en caso de estar infectadas, se los transmitan a los demás.

«Podría recomendarse en personas asintomáticas, que facilitan mucho la transmisión. Y, si en algún momento hay disponibilidad absoluta de estas máscaras, será una medida para tener en cuenta», dice el portavoz de Sespas. «Para facilitar la vuelta a la normalidad [el desconfinamiento, en el que ya trabaja el Gobierno], sería bueno que se usaran», opina. «Desde un punto de vista científico, no hay datos sólidos que sustenten el uso. Solo el enfermo debe llevarla para no diseminar el virus a otras personas cuando tose o estornude», explica por su parte Magda Campins, especialista del servicio de Epidemiología y Medicina Preventiva del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona). «Pero es lógico que, en una situación de pandemia, se sugiera su uso en personas que están en un lugar público o cerrado, a distancias menores de un metro y medio, teniendo en cuenta que el virus sigue circulando», matiza. Para Campins, en ese caso, sería bueno su uso como una «medida preventiva».