Encerrados en casa 24 horas. O como mucho con salidas cortas para ir a trabajar, o a comprar. Con nula vida social y una ansiedad inmensa sobre si el coronavirus va a dañar gravemente tu salud o la de los tuyos. Por no hablar de cómo va a afectar a tu economía. En este apocalíptico escenario es fácil imaginar que las tensiones familiares afloren y más si el caldo de cultivo está ahí y hay una violencia previa y oculta que la dura situación puede agravar, según el diagnóstico de administraciones, entidades y expertos.

Ante ello, el Ministerio de Igualdad ha puesto en marcha un plan de contingencia que declara como servicios esenciales los destinados a las víctimas de la violencia machista, para garantizar su pleno funcionamiento. Se trata de teléfonos de atención y apoyo, como el 016, o casas de acogida. En estos 10 días ya ha habido una víctima mortal, una mujer de 35 años que falleció en Almassora y que eleva a 17 el número de asesinadas en lo que va de año.

En paralelo al trabajo de las administraciones, las entidades sociales han extremado sus prestaciones. Por ejemplo, la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres está recibiendo más consultas, muchas de profesionales pero también del entorno de las víctimas, dado que estas tienen ahora más dificultades para pedir ayuda al convivir todo el día con el agresor, según explica Teresa Pulido, trabajadora social de esta entidad. Pulido puntualiza que el confinamiento «no va a hacer que la violencia debute». «El que es maltratador lo es al margen de las circunstancias. Lo que sí puede ocurrir es que el encierro aumente la tensión y esta agrave la situación de maltrato».

Por su parte, Lorena Domínguez, jefa del servicio de atención a familias e infancia de la Asociación In Via, apunta que «hay situaciones de estrés que activan la violencia, como el miedo a perder el trabajo, a no poder pagar la hipoteca». Y no solo se trata de las parejas que aún conviven; la situación también está afectando a aquellas mujeres separadas pero que aún sufren las secuelas, según las demandas que ha recibido la Federación de Mujeres Progresistas estos primeros días. Y es que el confinamiento está influyendo negativamente en su estado psicológico y las restricciones de circulación están provocando muchas dudas sobre el régimen de visitas de los menores y las tutelas, según María Jose Bueno, responsable del área de violencia de la entidad.

violencia de hijos a padres / In Via, además, ha detectado que la violencia filioparental, la que ejercen los hijos hacia sus padres, también está en auge. «El confinamiento y los límites hacen que el estrés aumente y la violencia llegue a un punto álgido», comenta la coordinadora del colectivo Asociación Raíces, Arancha Herrador.

Por último preocupa, y mucho, la violencia de los padres hacia los hijos. Los servicios telefónicos no notan un aumento de llamadas. Si el maltrato infantil es de los más invisibilizados, en pleno confinamiento, los niños tienen más problemas de verbalizarlo ante un educador o un amigo en el colegio. «Cuando termine la reclusión, estos servicios tendrán que estar muy preparados porque surgirán nuevos casos», avisa Domínguez.