La banquisa boreal, la capa de hielo que cubre el océano Ártico, alcanzó el pasado 10 de septiembre el mínimo anual con una extensión total de 4,14 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone la segunda peor marca, en empate con el 2007, desde que en 1978 empezaron las mediciones satelitales, según informa la NASA y el NSIDC (Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Estados Unidos).

Los registros de este año han quedado muy por debajo de la media de las últimas décadas, caracterizadas por un descenso progresivo aunque irregular de la superficie ocupada por el hielo. Concretamente, la extensión de la banquisa en el mínimo anual fue de 6,22 millones de kilómetros cuadrados en la media del periodo 1979-2000, es decir, un 34% más que en la actualidad. Aun así, la marca de este año se ha situado relativamente lejos del récord negativo del 2012, que fue de solo 3,39 millones.

Las principales pérdidas de hielo se concentran en los mares de Beaufort, Chukchi y Laptev, así como en Siberia. Antes estaban llenos de hielo y ahora solo se observa en ellos el agua marina.

El deshielo no solo confirma la tendencia a la baja vinculada al cambio climático, sino que “no se observa nada que indique que la situación vaya a cambiar”, destaca Mark Serreze (del NSIDC). H