Casi cuatro millones de hectáreas están ardiendo en Siberia, una superficie equivalente a Suiza. Greenpeace ha editado un vídeo en el que explica las consecuencias y lo que sabemos hasta ahora de este desastre ecológico y climático que ha llevado al presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ordenar este jueves al Ministerio de Defensa a sumarse a las labores de extinción de los numerosos fuegos que azotan varias regiones.

En el vídeo, la organización ecologista detalla que los incendios han provocado que las grandes ciudades aún están cubiertas de neblina tóxica. Estos fuegos emiten 166,5 millones de toneladas CO2 (o lo que es lo mismo, casi tanto como 36 millones de automóviles en un año).

Las causas del origen, como el 90% de los incendios forestales en Rusia, comienzan como resultado de actividades humanas, según las estadísticas oficiales y la propia investigación de Greenpeace.

LAS OLAS DE CALOR

Según las imágenes por satélites, la mayoría de los incendios forestales actuales de Siberia y el lejano Oriente comenzaron cerca de sitios de tala, a lo largo de carreteras y ríos donde la gente enciende fogatas. Las olas de calor intensificadas por el cambio climático agravan los incendios al favorecer su propagación.

Estos incendios son una amenaza no solo para la población rusa sino para la humanidad en general. Estas emisiones son una gran contribución al cambio climático. Los incendios forestales, recuerda Greenpeace, contribuyen significativamente al cambio climático al emitir CO2, carbono negro y destruir los bosques que secuestran carbono y mitigan el cambio climático.

Por todo ello, la oenegé reclama que se manden refuerzos adicionales para luchar contra nuevos focos y ayudar a la población del humo tóxico, así como un aumento del presupuesto destinado a la protección frente a los incendios, entre otras medidas.