Aproximadamente el 50% de los casos del ébola son mortales, una enfermedad hemorrágica grave que no dispone de tratamiento. En la República Democrática del Congo, en África, hay una epidemia del virus del ébola (causada por la especie Zaire) desde agosto del 2018 que, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha matado a 1.281 personas de las 1.920 detectadas con esta enfermedad. Encontrar una vacuna contra el ébola es el principal objetivo de muchos investigadores.

Ahora, un equipo del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, impulsado conjuntamente por La Caixa y por la Conselleria de Salut, han descubierto que los filovirus (una familia de virus que engloba al ébola) comparten con el VIH una de las rutas de entrada a las células mieloides del sistema inmunitario, y han diseñado anticuerpos, todavía en fase preclínica, que bloquean totalmente esta vía en células humanas. Hay muchas más vías de entrada, pero esta es una de ellas. Este trabajo se acaba de publicar en la revista 'Nature Microbiology'.

El principal obstáculo a la hora de diseñar terapias contra virus de una gran variabilidad genética, como el VIH, es la necesidad de actuar simultáneamente contra múltiples dianas del virus para que el tratamiento no pierda eficacia. En el caso del ébola, la complejidad surge porque no se puede prever qué especie va a emerger en cada brote.

"Una forma de evitar este escollo es diseñar una terapia contra los receptores virales de la célula o, lo que es lo mismo, las vías de entrada del virus", explica Nuria Izquierdo-Useros, investigadora asociada de IrsiCaixa y colíder del artículo. "Pero para ello hay que conocer cuáles son esos receptores, y ahora hemos encontrado uno nuevo y diseñado distintos anticuerpos que pueden bloquearlo", añade.

LA PROTEÍNA SIGLEC-1

El trabajo ha demostrado que los virus de la familia 'Filoviridae', que engloba las distintas especies del ébola y otros virus que causan fiebres hemorrágicas (como, por ejemplo, el de Marburgo) utilizan la proteína Siglec-1 para penetrar en las células mieloides del sistema inmunitario, que son las encargadas de iniciar la respuesta de defensa del organismo frente a una infección. Siglec-1 es la misma puerta de entrada que utiliza el VIH para invadir estas células, y fue descubierto en el 2012 por el mismo equipo de investigadores, el grupo de Retrovirología y Estudios Clínicos de IrsiCaixa.

En este estudio, los científicos han trabajado con Virus-LikeParticles (VLP) del ébola, que son partículas virales sintéticas que imitan la estructura del virus pero no tienen su capacidad infecciosa, por lo que pueden manipularse en laboratorios de forma segura. Así, han demostrado que los anticuerpos bloquean la entrada del ébola en las células mieloides, experimentando con células dendríticas, monocitos y células inmunitarias del tejido linfoide. Estas son las primeras diana scelulares a las que afecta el virus, antes de expandirse hacia otros órganos y tejidos.

Según Daniel Perez-Zsolt, investigador de IrsiCaixa y primer autor del trabajo, la clave de los nuevos anticuerpos es que "serían útiles independientemente de la especie del virus que surgiera". "Hemos experimentando con VLP de la especie Zaire del virus ébola y con VLP del virus de Marburgo, y en todas las ocasiones vemos un efecto bloqueante". Al mismo tiempo, el estudio ha detectado que "otros receptores que se suponía que tenían un papel importante no tienen una contribución tan clara en la infección de las células mieloides del sistema inmunitario".

El próximo paso, señalan los científicos, será probar los anticuerpos con virus reales en modelos animales y en laboratorios de nivel 4 de bioseguridad, el máximo existente y necesario para trabajar con un virus de la capacidad infecciosa del ébola. De confirmarse los resultados, los anticuerpos podrían utilizarse para prevenir o tratar la infección, en terapias combinadas con otros fármacos porque Siglec-1 no es la única ruta de entrada en las células.

"Un antiviral contra el ébola tiene que ser eficaz contra todas las puertas de entrada del virus, y estas aún no han sido totalmente identificadas. Hay que cerrar todas las vías de entrada, y nosotros de momento ya lo hemos conseguido con una", señala Javier Martínez-Picado, investigador ICREA en IrsiCaixa y líder del grupo que ha realizado este trabajo.