Un destornillador, una llave inglesa, nueve segundos y bombín fuera. El 80% de las cerraduras españolas se pueden abrir en menos de un minuto. Por fuera no se ve, pero hay mucha diferencia entre un bombín que por dentro está hueco y otro que, en cambio, está acorazado. Si debajo del embellecedor externo solo hay aire, en apenas nueve segundos la cerradura ya está fuera (y sin hacer ruido). Y aunque tenga escudo antillave inglesa, este tampoco se salva de ser destrozado. Un tornillo y un sencillo artefacto desmontan todo el mecanismo suavemente en un minuto y 10 segundos. Simples herramientas que cualquiera podría tener en su casa sirven para allanar un domicilio.

“Con muy poca inversión, este minuto se puede convertir en un cuarto de hora de resistencia”, explica Andreu Maldonado directivo de INN Solutions, una empresa especializada en seguridad. Unos 100 euros son suficientes para mejorar el aguante a las embestidas de los cacos e incluso disuadirlos del intento. Al fin y al cabo se trata de “ganar tiempo” y que hagan “cuanto más ruido mejor”, porque “la seguridad total no existe”, apunta este especialista con franqueza.

¿TU BOMBÍN ES SEGURO?

En la actualidad se están desarrollando cerraduras con trampas electrónicas. Cerrojos que al ser forzados hacen disparar una alarma antes que los delincuentes puedan entrar en el domicilio. Aún así, la alarma sonora también podría ser desactivada con un inhibidor, “pero los ladrones ya tendrían que ser de un nivel profesional mucho más alto y en la mayoría de casos, al ir a por botines de incierto valor, no se la juegan”, razonan desde la empresa.

¿ALARMAS O CERRADURAS?

En los últimos años la seguridad se ha decantado a nivel internacional hacia los sistemas de alarmas, “pero no evitan que los ladrones entren, ya que suenan cuando están dentro”, destaca Maldonado. El margen que da la alarma y lo que tardan en llegar los cuerpos de seguridad es tiempo suficiente para que el intruso se lleve el botín. Por este motivo, los profesionales se centran en la primera frontera a superar: la cerradura. “En el 50% de los robos el inquilino tenía una alarma instalada”, afirman.

“Hay quien tiene la imagen de un ladrón analfabeto, que duerme bajo un puente y que se dedica a robar para comer, pero en la realidad se dedican profesionalmente a esto y en internet tienen muchas herramientas para comprar y vídeos para formarse”, señala el directivo.

ESCUDOS MAGNÉTICOS

En el caso de que el hogar no tenga una cerradura de bombín, sino que sea de gorjas, “el sistema lo abren con ganzúas en menos de un minuto y sin romper nada”, apuntan los cerrajeros. Para este tipo de cerraduras recomiendan un escudo magnético con una combinación que esconde el ojo de la cerradura y que no comporta la necesidad que cambiar ni puerta ni cerradura original.

Muchas veces el interés por este tipo de sistemas de protección no surge hasta que se ha tenido algún susto. “Somos reactivos, uno no mejora la seguridad de su casa si no ha tenido un disgusto en su puerta, en la del vecino o en la de un familiar; no es mucho dinero, pero siempre lo vamos dejando para más adelante”, concluyen.