Los vecinos de Isla Mayor (Sevilla), un pequeño municipio en la ribera del río Guadalquivir, llevan días en estado de shock tras conocer que la mitad de la plantilla del cuartel de la Guardia Civil, empezando por el sargento, está detenida por narcotráfico. La operación, que se ha saldado con seis detenciones, ha sido ordenada por la Audiencia Nacional y aún continúa abierta, aunque se da por desarticulada la organización dedicada al narcotráfico mediante lanchas neumáticas.

Los agentes están siendo investigados por delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, omisión del deber de perseguir el delito, cohecho, revelación de secreto y contra el patrimonio. Todos ellos pasarán a disposición judicial en las próximas horas.

La investigación llevaba tiempo desarrollándose, pero no fue hasta el hallazgo hace unos días de un alijo de 1.600 kilogramos de hachís cuando se desencadenó la fase final, que ha movilizado a agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de Madrid ante la sospecha de la implicación de agentes corrompidos de la zona. Las pesquisas desembocaron en una redada llevada a cabo el pasado lunes con una veintena de efectivos y helicópteros sobrevolando un municipio que no salía de su asombro en plena resaca de las fiestas de Año Nuevo.

FACILITAR EL PASO DE DROGA

La operación, que ha estado dirigida por el Juzgado Central 3 de laAudiencia Nacional y se ha desarrollado también en Zamora -donde residía la familia de uno de los agentes--, se saldó con la detención de dos vecinos de Isla Mayor y cuatro agentes de los ocho con los que cuenta la Benemérita en la localidad, entre ellos el sargento al mando del cuartel. Supuestamente, habría facilitado la entrada de droga a través de los canales del río con la ayuda de sus tres subordinados.

Los agentes se han incautado de momento de 50 fardos de hachís, dinero en metálico, munición y varios vehículos (algunos de ellos sustraídos, según fuentes policiales), así como de diverso material informático y de telefonía, pasamontañas, embarcaciones semirrígidas con motor y remolques y motos de agua almacenadas en una de las naves construidas a la orilla del río.

Punto caliente en la ruta del Estrecho

El cauce del Guadalquivir es uno de los puntos calientes en la lucha contra el tráfico de hachís desde los años 80. Las veloces planeadoras cargadas de fardos de droga proveniente de Marruecos cruzan el Estrecho de Gibraltar y aprovechan los canales de la zona de marisma, pueblos como Sanlúcar (Cádiz) o Isla Mayor y Coria del Río (Sevilla) para esconderse de las fuerzas de seguridad. Con la bonanza de negocio los narcos dispararon el precio del mercado de alquiler de las pequeñas construcciones donde se guardan las barcas y aparejos de pesca, ideales para ocultar las lanchas de la droga sin despertar sospechas y trasladar más tarde la mercancía ya por tierra. De poco sirve que desde el pasado año esté operativo un sistema de estacas anti-narcos en la desembocadura, del río Guadarranque, ya que las barcas siguen llegando a plena luz del día.