La amistad produce innumerables beneficios que pueden observarse de forma clara en nuestra vida cotidiana. Nos ayuda a encontrarnos mejor, generar emociones positivas, sentirnos apoyados y reconfortados. Sin embargo, también nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos y crecer en valoración personal, un aspecto que siempre va únicamente ligado a nuestro mundo interior, pero que es más social de lo que creíamos. Esto es debido a que la autoestima es un aspecto que se modula con la experiencia y las relaciones, y el mundo externo tiene un impacto directo sobre ella.

La soledad y el silencio, la meditación y la escucha de nuestras propias necesidades son requisitos imprescindibles para valorarnos de la forma correcta. A través de uno mismo llegamos a la alta autoestima. Sin embargo, no es un camino aislado. Las relaciones que tenemos, cómo es nuestro ocio y el tipo de amistad que mantenemos nos ayuda a querernos a nosotros mismos más y mejor.

RELACIONES PARA QUERERSE

La vida social se relaciona de forma directa con nuestro nivel de bienestar y felicidad. Actúa como punto fuerte, pero también como amortiguador frente a diversos problemas, como la tristeza, la autoexigencia o la baja autoestima. Tiene un nivel de alcance que va más allá del encuentro social o las llamadas telefónicas. Se aleja de lo puntual y llega a niveles que van creciendo a medida que se fortalecen los vínculos. Grandes beneficios que hacen que, aunque nos acordemos especialmente de nuestros amigos en el Día Mundial de la Amistad, debamos valorarlos de forma continuada todo el año.

¿Qué ventajas tiene la amistad sobre nuestro bienestar emocional?

1. Soledad negativa

La soledad se compone de una parte positiva, aquella que nos dedicamos a nosotros mismos y a nuestro desarrollo, y otra negativa, donde podemos caer en la queja o la tristeza. La amistad nos ayuda a reducir los aspectos de la negativa, especialmente en etapas complicadas de nuestra vida.

2. Sentido vital

Independientemente de nuestras creencias, buscamos dar sentido a nuestra existencia, a través de las metas, la carrera profesional, la pareja y, por supuesto, nuestras amistades. Nos ayudan a sentir qué somos, qué sentimos y qué queremos.

3. Crecimiento

El desarrollo y el crecimiento personal viene a través del descubrimiento de uno mismo. Esto se puede conseguir no solo mirándonos hacia dentro, sino también a través de nuestras relaciones, con nuestras amistades.

4. Felicidad

La felicidad es un continuo acumulativo de momentos e instantes. No es el final del camino, sino el proceso de andar. Se compone de todo aquello que vivimos, tanto a nivel pequeño como grande. El tiempo que pasamos con nuestros amigos contribuye a esta felicidad acumulativa.

5. Compartir

El ocio tiende a ser compartido con las personas que nos rodean. Muchas de estas personas son nuestros amigos, con los que compartimos intereses comunes, en los que crecemos mutuamente. Nos ayuda a potenciar aquello que nos gusta, disfrutarlo y fluir en ello. Además, dentro de este ocio, podremos seguir ampliando el círculo al conocer a nuevas amistades.

6. Admiración

La autoestima se basa en la valoración personal, en cómo nos queremos, respetamos y nos cuidamos. Esto no es algo objetivo y podemos caer en el error de vernos de forma negativa. Los amigos pueden compensar esto. Con ellos, nos vemos reflejados, nos ayudan a cuidarnos y mejoran de forma directa nuestra autoestima.

La amistad es uno de los pilares fundamentales de la vida de una persona. Se sustenta en apoyo y confianza, en momentos de ocio compartidos. Pero también acaba repercutiendo en aspectos de nuestra personalidad o en nuestras habilidades emocionales. Puntos positivos, fuera de toda relación tóxica, que nos ayudarán a crecer, a querernos y a mejorar cada día un poco más.