Los viajes estimulan el repertorio de emociones positivas de una persona, nos ayudan a generar una mayor motivación y ampliamos el conocimiento que tenemos del mundo y de nosotros mismos. De hecho, el turismo ha ido creciendo de forma exponencial en las últimas décadas. Lo que antes quedaba destinado a unos pocos, ahora se ha ido ampliando, debido a la amplia variedad de precios o los vuelos 'low cost'. De hecho, hay ciudades que prácticamente viven a través del turismo que reciben.

Llegar a otras culturas, comer comidas exóticas, vivir inmersos en el día a día de otro país es la mejor inversión que podemos llegar a hacer por nosotros mismos. Estimula el conocimiento, fomenta la sociabilidad y nos acerca a nosotros mismos. Pero estos son solo unos pocos de todos los beneficios psicológicos que viajar tiene en la vida de una persona.

MÁS CONECTADOS

La globalización ha repercutido positivamente en la vida de las personas debido a la facilidad que supone poder desplazarnos a cualquier lugar y explorar cualquier parte del mundo. Aviones más rápidos, hoteles reservados desde el móvil o la descarga de mapas a través de Internet nos ayudan a viajar más y mejor y, por tanto, ampliar la visión que tenemos de lo que hay fuera de nuestra casa y nuestra ciudad.

El destino depende de los intereses de cada uno, el presupuesto o sus aspectos de personalidad, pero vayas donde vayas encuentras que viajar te cambia, que impacta directamente en ti y mejora ciertos aspectos. El turismo tiene beneficios psicológicos que van aumentando cada vez que hacemos las maletas.

1. Reducción del estrés

En nuestro día a día, la sensación de tristeza y estrés no siempre desaparece, ni siquiera cuando no estamos trabajando. Se debe a que siempre mantenemos el foco en ello y no logramos desconectar. Sin embargo, viajar rompe toda la rutina, nos hace centrarnos en otros aspectos y el nuevo foco disminuirá nuestra ansiedad.

2. Conectar con los demás

Tanto si viajas con otra persona, con un grupo o en solitario, el viaje te ayuda a conectar con los demás. Nos relacionamos de una forma diferente, con mayor o menor profundidad, dependiendo de la compañía, pero siempre fuera de lo habitual. También esto nos permite entrenar y desarrollar mejores habilidades sociales.

3. Manejo de conflictos

Cuando planeamos un viaje, no siempre sale todo como lo esperamos. Esto nos hace resolver conflictos fuera de nuestra zona de seguridad. Aunque puede aumentar puntualmente el miedo, superarlo nos ayuda a vernos más válidos y capaces, lo que repercutirá positivamente en nuestra autoestima.

4. Amplía horizontes

En el día a día nos movemos por esquema preestablecidos y cerrados, con poca flexibilidad, ya que siempre nos desenvolvemos por los mismos ambientes y situaciones. Cuando salimos fuera, estos esquemas dejan de ser útiles y debemos forjar otros nuevos. A la vuelta, estos esquemas más flexibles nos permitirán fluir mejor.

5. Más felicidad

Nuestro bienestar depende del cúmulo de experiencias vividas y del procesamiento de las mismas. Mejores experiencias, como viajar, irán sumando y aumentando el nivel medio de felicidad que sentimos y percibimos en nuestra vida. Aunque siempre hay que lidiar con la tristeza que a veces aparece a la vuelta de un viaje.

Los viajes impactan en nosotros mismos y en cómo vemos el mundo. Ampliamos horizontes, manejamos mejor los problemas y conectar con personas muy diferentes a las habituales. Esto hace que cada vez que viajemos nos sintamos mejor y necesitemos hacerlo varias veces al año, sin importar lo lejos que vayamos.

* Ángel Rull, psicólogo.