Más de 20 millones de personas en en el mundo son víctimas de un trato denigrante a nivel laboral y sexual. Son víctimas de la trata, un delito difícil de perseguir y erradicar pese a que supone la explotación de millones de mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y el sexo. Aproximadamente un 30% son niños y un 70% mujeres y niñas.

En España, la Fiscalía de Extranjería, en el Día mundial contra la trata, este 30 de julio, advierte de que existe un "alto índice" de explotación con fines sexuales, dado que se esclavizan mujeres de prácticamente todas las partes del planeta. En concreto, desde el 2012 han sido identificadas víctimas de 60 países, especialmente de África y particularmente de Nigeria, en un negocio que, según el ministerio público, "mueve más de cinco millones de euros al día".

De hecho, el 39% de los hombres confiesa haber tenido sexo con prostitutas, según las estimaciones de la Asociación de Prevención y Atención a la Mujer Prostituida y el Ministerio de Sanidad. Ante este fenómeno, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha escrito este lunes en su cuenta de Twitter que podrá todo su "esfuerzo para luchar contra la esclavitud del siglo XXI". En los planes del PSOE se encuentra la de aprobar una ley específica contra este fenómeno, tal como se acordó en el Pacto contra la violencia machista.

EL 48% DE LOS PROCESOS SE ARCHIVA

Si bien, la erradicación de la trata, un problema global y que implica a redes organizadas internacionales, no es fácil. La fiscalía ha abierto cerca de 600 investigaciones desde el 2012, un 86% por explotación sexual, un 9% por abusos laborales y algo menos del 3% por mendicidad. Por debajo del 1% estarían los matrimonios forzosos, la extracción de órganos u otras actividades delictivas. Si bien, en torno al 48% de los procesos se archivan, de manera provisional, porque las indagaciones "topan con el gran muro que supone la existencia de un nexo directo con las redes de crimen organizado, que convierten a las víctimas en personas muy vulnerables" y que no suelen colaborar de forma activa en denunciar su situación y contribuir a la persecución del delito.

En concreto, de las 600 investigaciones, 101 casos acabó en sentencia, 66 con condenas y 35 absoluciones. 168 fueron sobreseídas y casi 300 continúan en tramitación. Según el fiscal, hay tres causas que dificultan el castigo a las redes de trata. En primer lugar, que no se puede probar "fehacientemente" la participación de los investigados. Dos, que los autores se encuentran ilocalizables, muchas veces en el extranjero. Y tres, que las víctimas, una vez liberadas, acaban por no acudir a sede judicial a ratificar la denuncia o declarar.

No obstante, una mayor preparación de los operadores jurídicos y policiales, así como la colaboración de las oenegés, está provocando "un significativo descenso de los sobreseimientos", según el ministerio público.

RESCATAR A LAS VÍCTIMAS

En este contexto, el fiscal de sala de Extranjería, Joaquín Sánchez-Covisa, concluye que "es prioritario rescatar a la víctima, por encima del buen éxito de la investigación, y sacarla del más absoluto de los infiernos que un ser humano puede afligir a otro". Y es que las víctimas "son vendidas, torturadas, golpeadas, marcadas, humilladas, amenazadas, coaccionadas de todas las maneras imaginables, valiéndose incluso de la seducción de adolescentes o de sus creencias culturales, como el vudú".

Las condiciones de explotación son tan insufribles, según los expertos, que algunas quedan marcadas de por vida con graves lesiones psicológicas, llegando a culparse de la situación. Además, cuando son liberadas, muchas no pueden volver a sus países de procedencia al ser rechazadas por las comunidades donde crecieron.

Frente a todo ello, la fiscalía reclama estrechar la cooperación internacional, judicial, fiscal y policial, así como unificar terminos y conceptos en el marco legislativo mundial.