Al menos un tercio de la vida nos la pasamos trabajando. Un tercio de todo el tiempo del que disponemos que, en muchos casos, transcurre entre cuatro paredes mientras desempeñamos unas tareas. En tan solo un año esto equivale a 251 días o más de 2.000 horas dedicadas a la oficina. De ahí que sean cada vez más los esfuerzos enfocados a mejorar los espacios de trabajo para garantizar el bienestar de quienes los habitan.

"Al final es algo tan sencillo como crear un entorno de trabajo en el que los trabajadores estén cómodos", explica Mari Carmen Martín Muñoz, consultora de bienestar y profesora asociada de Psicología de la Universitat de Barcelona (UB). "Mucho de esto tiene que ver con el 'job crafting'. Es decir, el que cada uno pueda diseñar su puesto de trabajo. Esto significa que, sin dejar de lado el planteamiento de determinados objetivos, que cada persona sea libre de decidir sus horarios", añade Muñoz. Un discurso que, además, tiene mucho que ver con romper los esquemas de prácticas controladoras y favorecer la conciliación laboral.

"La idea es crear un contexto en el que las personas se puedan sentir satisfechas con lo que hacen, por lo que al final estarán más comprometidas con la empresa y más motivadas para continuar trabajando", añade la psicóloga. Fomentar algo tan sencillo como la desconexión del móvil al salir del trabajo se convierte en una práctica que, según explica Muñoz, es tremendamente importante para el empoderamiento del trabajador. Un requisito indispensable para que este pueda ser feliz.

LA FÓRMULA DEL ÉXITO

Trabajo, trabajo y más trabajo. Así es el día a día de los empleados de Google. Pero si por algo destaca el trabajo en esta empresa es por sus oficinas fuera de lo común. Las imágenes de las sede de la multinacional en Zúrich (Suiza) han dado la vuelta al mundo como las 'oficinas de ensueño'. Toboganes que conectan oficinas y zonas de descanso, salas de reuniones en las que coloridas hamacas y pufs reemplazan los tradicionales sillones, zonas de juego en las que disfrutar de las más variopintas aficiones y amplias zonas de catering en las que se ofrecen manjares como café, zumos, galletas, helados y fruta.

"La razón del éxito de estas oficinas es que rompen el trabajo compartimentado y favorecen la comunicación entre los trabajadores", explica Jose Navarro, director del departamento de Psicología Social y Cuantitativa de la UB. De acuerdo con el psicólogo, esta 'estrategia del bienestar' ayudaría a mantener a los profesionales de la empresa a la par que también serviría de reclamo para atraer talento. Una doble vertiente relacionada con la creación de un entorno en el que los trabajadores sean felices.

"El ejemplo contrario son los 'call-centers' tradicionales. Empresas en las que los empleados permanecen encerrados durante muchas horas en cubículos, con altas cargas de estrés y sin apenas posibilidades de desconexión. Un claro ejemplo del que tendríamos que huir", añade Navarro. "En este discurso cabe tener en cuenta que el extremo del malestar en la oficina acaba desembocando en el suicidios de los trabajadores. Un escenario desolador que en algunos países se está volviendo cada vez más recurrente", reflexiona el psicólogo.

EL PRAGMATISMO NO ES LA CLAVE

Pero no. La clave no está ni en los toboganes ni en los helados de postre. "La única manera de asegurar el éxito de una empresa es escuchar las necesidades de los empleados y ver de qué manera se puede hacer frente a ellas. Se trata de plantear una cierta corresponsabilidad, por lo que ambas partes se comprometen a impulsar un cambio", añade Jordi Escartín Solanelles, director del máster en Coaching y Liderazgo Personal de la UB.

"Hay empresas que invierten en la creación de espacios tan pragmáticos que al final no dejan ningún lugar para la interacción informal", añade Solanelles. En este sentido, tener un espacio en el que poder hablar, compartir un café y estar en contacto con personas de otra especialidad se convierte en requisito indispensable. "Si te estancas en una idea y te quedas encerrado en tu despacho, quizás pasen semanas antes de que lo puedas solucionar. En estos casos la clave podría estar en alguien que te encuentres en la máquina de café y que te de otro punto de vista", añade el psicólogo.

"No hay que crear espacios totalmente cerrados pero tampoco hay que abogar por oficinas totalmente abiertas. Se necesitan lugares que favorezcan el flujo de ideas pero también zonas en las que se pueda tener una concentración absoluta. De ahí que la clave esté en el equilibrio", reflexiona Solanelles.

EL DISEÑO DE LA OFICINA PERFECTA

En un reciente estudio liderado por el CBRE Lab, la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de Keio en Japón se calcula que la mejora del entorno de trabajo podría conllevar un aumento hasta del 63,35% de la productividad de los trabajadores. Unos resultados que, de acuerdo con esta estimación, podrían dar un retorno inmediato del 49% por cada euro invertido en el primer año.

Para ello, los investigadores proponen un modelo de oficina excelente basado en espacios de trabajos abiertos combinados con zonas de reunión privadas y salas de descanso. Todo ello como escenario para favorecer la comunicación entre trabajadores y el flujo de ideas. Unos cambios que, paralelamente, quedarían respaldados por la adopción de rutinas de ejercicio físico y relajación (mindfulness) dentro del horario de trabajo. De acuerdo con este nuevo estudio, estos cambios repercutirían tanto en el bienestar físico como mental de las personas y en última instancia de su trabajo.

Estos resultados a su vez quedan respaldados por años de estudios en los que se relacionan los cambios en los tradicionales espacios y rutinas en el trabajo como un elemento para garantizar el bienestar de los trabajadores. En este sentido, son muchos los estudios que avalan que la eliminación de las separaciones entre zonas de trabajo favorece la comunicación, el intercambio de ideas e incluso el ejercicio físico de los empleados. Unos pequeños cambios que, a corto y largo plazo, acaban teniendo grandes repercusiones en la felicidad de quienes dedican un tercio de su vida al trabajo.