La Comisión Europea adoptará este miércoles la anunciada ley climática con la que quiere convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro para el 2050, uno de los grandes pilares del Pacto Verde Europeo con el que la UE aspira a transformar la economía del viejo continente. Sin embargo, el objetivo de reducción de emisiones para el 2030 quedará aparcado hasta después del verano. El borrador de reglamento, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, avanza la intención del Ejecutivo comunitario de presentar una propuesta pero "para septiembre del 2020". Una docena de ministros europeos, entre ellos la española Teresa Ribera, han enviado una carta al vicepresidente del Ejecutivo, Frans Timmermans, en la que urgen a acelerar la propuesta.

"La propuesta debe abrir la puerta a un debate informado, por lo que es urgente que esté lista lo antes posible y a más tardar en junio. Este calendario es imprescindible para que la Unión Europea pueda llegar a tiempo a (la COP26 de) Glasgow y poder contribuir a influir a otros países que estarán muy pendientes de lo que haga la UE", ha advertido la ministra Ribera, que cuenta en esta pelea con el apoyo de socios como Francia, Italia, Países Bajos, Suecia, Finlandia y Austria, entre otros.

PREDICAR CON EL EJEMPLO

"La UE debe predicar con el ejemplo y contribuir a crear el impulso internacional necesario para que otros países eleven sus ambiciones, y para que esto ocurra necesitamos tiempo suficiente", subraya la misiva dirigida al vicepresidente ejecutivo en referencia a países como China, con quien la UE tiene previsto celebrar una cumbre en septiembre. El plan de Bruselas es endurecer la situación y revisar la nueva meta. El objetivo actual fija una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 del 40% respecto a los niveles de 1990.

La propuesta, que todavía debe adoptar el colegio de comisarios y negociarse posteriormente con Consejo y Eurocámara, plantea explorar vías para elevar la reducción hasta "el 50% o 55%", pero la fecha incluida para presentar una propuesta es "para" septiembre del 2020. "Si la Comisión Europea considera que es necesario enmendar este objetivo, presentará una propuesta al Consejo y al Parlamento Europeo", subraya el texto. Una fecha que dejaría a la UE, a juicio de muchos gobiernos y organizaciones ecologistas, sin tiempo para negociar una postura común antes de la conferencia intergubernamental que tendrá lugar en la ciudad escocesa.

LA NEUTRALIDAD, EL GRAN PILAR

Más allá de la incertidumbre temporal sobre este objetivo intermedio, el plan consagra el gran objetivo del Pacto verde: garantizar por ley la neutralidad climática en 2050, es decir, que la UE genere las mismas emisiones de CO2 que absorbe. Con este propósito en mente, Bruselas se comprometerá a presentar una revisión completa de la legislación europea en junio del 2021 teniendo en cuenta elementos como "la eficiencia económica; la competitividad de la economía; la mejor tecnología disponible; la justicia y solidaridad entre los estados miembros, la necesidad de asegurar una transición ecológica justa y las evidencias científicas más recientes.

Además, a partir del 2023 y cada cinco años, el Ejecutivo comunitario evaluará el "progreso colectivo" realizado por la UE en el camino hacia la descarbonización del continente europeo. Esto significa que el objetivo será europeo y no individual, lo que permitirá a países como Polonia, altamente dependientes de fuentes de energía fósiles como el carbón y que durante la cumbre de jefes de estado y de gobierno de la UE de diciembre pasado se negaron a dar su aval político a la neutralidad climática el único país de la UE que no lo hizo- podrían finalmente tener más tiempo para llegar al objetivo si otros países cumplen antes de la fecha prevista.

La Comisión Europea se mantendrá vigilante y verificará el cumplimiento por parte de la UE y sus Estados miembros. Si constata que los progresos de la UE son insuficientes o las medidas adoptadas son incoherentes o inadecuadas para alcanzar los objetivos, adoptará "las medidas necesarias" para corregir la situación. Con el objetivo de evitar que los países más reacios bloqueen un eventual endurecimiento de los objetivos, Bruselas propone arrogarse el poder de endurecer los objetivos a través de "actos delegados", limitando la capacidad de maniobra de gobiernos y Parlamento Europeo, si lo considera necesario.