«El cultivo de olivos en la península de Salento (Italia) se acabó». Esta pesimista sentencia, pronunciada hace pocos días por el estudioso italiano Donato Boscia, sintetiza hasta qué nivel ha escalado la alerta en Italia por la Xylella fastidiosa, la mortífera bacteria que ahora también ha llegado a Baleares y que ha obligado a establecer controles en las islas (foto). La pandemia del llamado èbola de los olivos, que ya afectó a un número estimado de un millón de ejemplares en el sur de Italia, no se ha detenido. Más bien lo contrario. Se extiende por el país. I.S.