Alumnos y profesores no son los únicos que se han tenido que adaptar a la educación on line impuesta por la pandemia del coronavirus. Los padres y las madres también, porque han cedido sus dispositivos digitales (en caso de tenerlos), su paciencia, su tiempo y su energía para acompañar a sus hijos (sobre todo los más pequeños) a la hora de zambullirse en la enseñanza virtual.

«Las actividades académicas digitales están bien organizadas y ayudan mucho a la hora de mantener la rutina en casa durante el confinamiento. Pero sé que somos unos privilegiados porque en casa tenemos varios ordenadores. Además solo tenemos dos hijas. No sé muy bien cómo se pueden organizar las familias con más críos. Hay otros padres del cole que están realmente agobiados», explica Pilar Sánchez, casada y madre de dos niñas de 6 y 4 años. Con la mayor, que cursa primero de Primaria en un colegio concertado de Madrid, dedica unas tres horas al día en el acompañamiento de los deberes.

«Todavía es muy pequeña para que los haga sola. Considero que es mejor que esté a su lado», comenta unos minutos antes de que empiece la clase extraescolar de piano, impartida durante diez minutos por la profesora al teléfono. «Puede resultar sorprendente, pero en este tiempo creo que ha mejorado mucho con el instrumento. Nos llama, enseña una canción a mi hija y la practica durante toda la semana», señala Pilar, que ahora combina como puede su papel de madre con el de teletrabajadora.