El portugués Carlos Moedas (Beja, 1970), ingeniero y economista, miembro del Partido Social Demócrata (centro-derecha), es desde hace dos años el comisario europeo de Investigación, Ciencia e Innovación y, como tal, su gran reto es lograr que mejore la transferencia de tecnología desde el laboratorio hasta el producto. El viernes estuvo en Barcelona para inaugurar el Instituto de Estudios Europeos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y para impartir una conferencia en foro World Open Innovation, en la escuela de negocios Esade.

¿En que estado se encuentra la ciencia europea? La ciencia básica, fundamental, es muy buena. Yo diría que la mejor a nivel mundial, puesto que solo somos el 7% de la población y producimos más del 30% del total. En eso estamos muy por delante de los otros, pero...

¿Cuál es el problema? En lo que no somos tan buenos es en transformar esa ciencia en frutos, en productos. Ese es nuestro gran reto: ¿qué podemos hacer para lograr esa transformación? Creo que necesitamos un sistema de innovación más abierto en el que la ciencia no sea lo único importante, sino también los procesos, la gestión, el diseño, el márketing... Debemos conseguir que la ciencia europea entre en un campo más abierto para que al cabo de unos años, sean 5, 10 o más, surjan las aplicaciones.

¿Qué planes tienen para incentivarlo? Entre otros aspectos, estamos trabajando en la creación del European Innovation Council para favorecer que la gente innovadora, sea del ámbito que sea, pueda progresar. Juntando ideas de diferentes disciplinas, como ciencia con artes o humanidades, es cuando surgen las ideas disruptivas. La intersección es importante. Esas ideas son las que crean un mercado.

¿Cómo funcionaría ese sistema? En cierta forma, sería también un sistema basado en licitaciones competitivas. Como sucede con el European Research Council [ERC, principal institución de financiación creada para sufragar la investigación en la UE], cada aspirante vendría con sus ideas, pero desde cualquier ámbito.

¿Se va a mantener la financiación para el ERC? No solo eso, sino que tenemos una propuesta para aumentarla en el periodo 2018-2020. He pedido que se aumente esa partida.

¿Qué le falta a Europa para llegar al 3% del PIB en investigación y desarrollo? ¿Falta de cultura innovadora? No creo que sea esa la cuestión, sino algo más vinculado al lado regulatorio, a la burocracia, a los incentivos que dependen de las políticas de cada país. En Europa hay posiblemente un exceso de regulación. Mucho papeleo. Hay una gran fragmentación, con 28 sistemas judiciales y otros tantos sistemas del mercado de trabajo. Con tanta fragmentación es difícil competir a nivel global. Estamos intentando solucionar esos problemas.

Pero ya hay países europeos que superan el 3%. Sin duda, pero si hubiera menos barreras entre países, todos se beneficiarían. Y la clave es la parte privada: ahí es donde fallamos.

¿Cuáles son las apuestas científicas para los próximos años? Más que un campo concreto, la línea principal es cómo estar dentro de la revolución digital. Y no es fácil. Tenemos una industria que es muy buena en las cuestiones físicas, pero menos en la parte digital. Debemos lograr una fusión para crear más crecimiento. Veo cuatro industrias que van a cambiar mucho gracias a esa combinación: la alimentaria, el agua, la salud y la energía.

¿Europa tiene prevista alguna gran infraestructura científica? Ahora la clave no es eso, sino intentar conectar las infraestructuras ya presentes en Europa para que las pueda utilizar cualquier investigador, con independencia de cuál sea su país. Debemos evitar duplicaciones.

¿Qué tiene que hacer Europa para captar más talento no europeo? Aunque el 20% de los investigadores del ERC ya son extranjeros, se están haciendo muchas cosas. Por ejemplo, hemos firmado un mecanismo de cofinanciación con China para aumentar las relaciones y que sus investigadores puedan venir a nuestros centros. Se han establecido relaciones con Túnez, Ucrania, Armenia, Georgia y otros países. Y también queremos desarrollar un área global de investigación con América Latina.

Usted ha venido a Barcelona para participar en dos actos. ¿Qué le parece la situación de la ciencia en Cataluña? Cataluña es un excelente polo científico, con más de 200 becarios del ERC y 500 del programa Marie Curie. Son gente que podría estar en cualquier otra parte del mundo y están a aquí. Cataluña también lidera el Proyecto Grafeno, uno de los estandartes del programa europeo Horizonte 2020. Además, en los dos primeros años de ese programa, ha atraído 310 millones de euros, el 28% del total de la inversión captada por España. También se han beneficiado 193 empresas, el 85% de las cuales son pymes. Catalunya tiene unos buenos números.