El sesgo femenino en cuanto al nivel de exigencia está presente también en otros aspectos de sus estudios. Por ejemplo, el curso pasado más del 58% de las mujeres accedió a la universidad con una nota entre 8 y 14, frente a menos del 50% de los varones. En cambio, menos del 10% de las mujeres accedió con una nota inferior a 6, frente a casi el 14% de los varones. Asimismo, se sabe que el origen social de las estudiantes universitarias es algo inferior al de sus compañeros varones. Ello podría indicar que las mujeres de clases más desfavorecidas deben demostrar más su valía para alcanzar estudios universitarios.

Así, actualmente las mujeres realizan un mayor esfuerzo por estudiar, en un contexto social desfavorable. En unos años, cuando las jóvenes de hoy alcancen su madurez profesional, quizás ae pueda vislumbrar que se han revertido el orden de las cosas.

Un caso que ejemplifica esta tesitura es Cristina Díez-Madroñero, extremeña de 23 años, quien está empeñada en romper estereotipos. Es la única mujer en su clase del máster de dirección cinematográfica, pero eso no la coloca en absoluto en una situación de inferioridad. Al contrario. La suya es una de las voces más activas y más creativas del grupo, aseguran sus profesores. Los dos cortometrajes que ha rodado Díez-Madroñero durante estos años de estudios explican historias de mujeres, «son relatos relacionados con la identidad, con la construcción social que llevamos arrastrando desde hace mucho tiempo, contra los micromachismos», explica la joven, que está a punto de graduarse.