¿Quiére usted conocer un método infalible para enfurecer a alguien? Dígale que en Hollywood están rehaciendo su película favorita. Así lo demostraron millones de fans de 'Cazafantasmas' (1984) cuando hace dos años se anunció no solo que los estudios Sony iban a producir una nueva versión del clásico de Ivan Reitman sino también que los héroes de la nueva película serían mujeres.

Las noticias fueron acogidas con un alud de protestas lloricas que no han cesado hasta hoy, en forma de insultos y de campañas para, por ejemplo, boicotear la película o para convertir su tráiler en el vídeo más odiado de la historia de Youtube. Gente adulta, de pelo en pecho, decidieron que, por el mero hecho de existir, la nueva película era un atentado contra sus dolidas infancias. Y no solo para ellas. En un videoblog, todo un cinéfilo como el candidato presidencial Donald Trump profirió: “¡Y ahora están rodando 'Cazafantasmas' solo con mujeres! ¿Qué está pasando aquí?”.

Tanto ejecutivos de Sony como miembros del equipo de esta nueva 'Cazafantasmas' reaccionaron ante tanta hostilidad tachándola depura misoginia, y promoviendo la película como una causa feminista. De repente, el futuro de las mujeres en Hollywood -demonios, el futuro del feminismo mismo- reposaba sobre los hombros del director Paul Feig, las actrices Melissa McCarthy yKristen Wiig y un puñado de fantasmas hechos por ordenador.

Pese a ello, lo cierto es que los nuevos héroes bien podrían haber sido leones marinos en lugar de mujeres y la reacción probablemente habría sido igual de virulenta. Porque junto a aquellos que parecen pensar que las mujeres no están en condiciones de manejar mochilas de protones, lo cual no tiene ningún sentido, hay quienes se sienten agredidos por la idea del 'remake' de una película que adoran. Puede parecernos excesivo -después de todo, por 4 euros uno puede comprar el DVD de la película original y así ver una y otra vez a Bill Murray babeando sobre Sigourney Weaver-, pero en todo caso también sirve para cuestionar a Hollywood una vez más por su obsesión, cada vez más flagrante, por reciclar ideas viejas en lugar de inventar nuevas.

LA TRAMA, MÁS O MENOS LA MISMA

La trama, por de pronto, es más o menos la misma ahora que en 1984: tras ser despedidas de sus empleos académicos a causa de su creencia en lo paranormal, tres científicas (McCarthy, Wiig y Kate McKinnon) se establecen por su cuenta para hacer frente a lasfuerzas espectrales que parecen estar conspirando contra Manhattan; y tras incorporar al equipo a un cuarto miembro (Leslie Jones) descubren un plan para abrir un portal entre nuestro mundo y una dimensión demoníaca y acabar así con la humanidad.

Dicho esto, la nueva versión no es tanto una copia escena a escena y personaje a personaje sino que más bien toma la historia y los temas de la primera película con el fin de rendirles homenaje. Incluye cameos de casi todos los miembros del reparto de aquella -con la triste excepción de Rick Moranis y la aún más triste de Harold Ramis- y, de hecho, casi todas las escenas incluyen algún tipo de referencia al modelo. La estación de bomberos de entonces ha sido reemplazada ahora por el ático mugriento de un restaurante chino. Hay moqueos, fantasmas que tienen aspecto de personajes de tebeo y jerga científica sobre ectoplasmas. Y hay alusiones a la vieja película que solo serán identificadas por los fans más acérrimos.

Curiosamente, en buena medida todas esas citas sirven sobre todo como evidencia de todo lo que ha cambiado, para bien o para mal, desde 1984. Internet conquistó el mundo y los efectos especiales se han ido perfeccionando. El feminismo se normalizó, y las cuatro protagonistas de esta 'Cazafantasmas' nos permiten considerar cuánto ha cambiado el estatus de la mujer en 30 años. Si en la película original Weaver daba vida a una damisela en apuros -una, eso sí, muy sexualizada-, aquí las mujeres blanden armas y salvan el mundo.

No es lo único que ha cambiado desde entonces. Los cazadores de espectros de la primera película ocupaban la portada de la revista 'Time' y gozaban de favores sexuales con 'groupies'; en cambio, las nuevas heroínas son desacreditadas en los noticiarios, desautorizadas públicamente por el alcalde y parodiadas en Youtube. Leen comentarios en internet y deciden que no es buena idea hacerlo -cualquier parecido con la realidad no es para nada una coincidencia. Y el villano al que se enfrentan es algo parecido a un 'troll' internauta que quiere limpiar el mundo a modo de venganza por los maltratos recibidos, por lo que también funciona como símbolo de todas esas hordas que consideran esta película una afrenta a la versión original y a la dignidad humana básica. En suma, 'Cazafantasmas' en última instancia es una película sobre aprender a liberarse de la necesidad de aprobación. A estas heroínas les importa muy poco lo que opinemos de ellas. Siempre y cuando, claro, pasemos por taquilla.