Lleva seis meses de infarto, desde que dejara al público con la sonrisa en los labios después de verla en el estreno de 'La ciudad de las estrellas (La La Land)' en el último festival de cine de Venecia. Desde entonces los elogios y los premios no han cesado. Tras recibir el Globo de Oro, el Bafta y el premio del Sindicato de Actores de Estados Unidos, Emma Stone se ha convertido en la gran favorita para los premios Oscar que se otorgan este domingo.

La La Land ha batido records de premios en Hollywood. ¿Cómo está viviendo este momento? Con mucha emoción y sobre todo con mucho agradecimiento por todo lo que estoy viviendo. Las experiencias y las oportunidades que me han llegado en los dos últimos años son excepcionales y pienso aprovecharlas al máximo. Soy consciente de que nada es permanente, así que voy a centrarme en lo que tengo ahora, tomar buena nota, para poder acordarme de ello cuando todo pase.

¿A qué atribuye este buena racha? A mi empeño por llevar a cabo lo que más me gusta, que es actuar y no dejarme vencer por los fracasos o los rechazos. Llevo actuando desde los 15 años y siempre he sentido que podía conseguirlo. La suerte también ha tenido su papel, pero después de 'Rumores y mentiras' empezaron a surgir más cosas. De hecho el día que se estrenó esta película fue cuando me hicieron la prueba para 'Spider Man' y ya entonces había filmado 'Crazy, stupid, love' y 'Criadas y señoras'. 'La La Land' ha sido la guinda que corona esta racha de éxito.

El año pasado interpretó 'Cabaret' en Broadway, 'La La Land' es su primer musical en el cine. ¿Cual es su relación con este género? ¡Son fan de los musicales desde niña! Mi madre adora este género y me lleva al teatro con ella. De hecho yo empecé interpretando musicales en teatro y por eso ya tenía una cierta educación en este género antes de hacer 'La La Land'. Pero hacer un musical para el cine es muy distinto al teatro y creo que Damien (Chazelle) ha hecho una extraordinaria labor para atraer al público que no esta familiarizado con el género musical.

¿Se identifica con Mía en su intento por llevar a cabo sus sueños a cambio de sacrificar su vida personal? Creo que una profesión como la nuestra, a la que te entregas de lleno, es normal que tengas que sacrificar ciertas cosas y enfocarte en conseguir lo que llevas tanto tiempo soñando. Es complicado encontrar el equilibrio entre la profesión y la vida personal, pero no imposible.

¿Ha tenido que dejar cosas y personas a un lado por ir en busca de ese sueño? Hubo un momento en que sentí pena por no haber ido a la Universidad, cuando todos mis amigos se iban graduando en sus respectivas carreras. Yo no fui a la universidad porque decidí dedicarme de lleno a perseguir mi sueño de convertirme en actriz. Durante mucho tiempo me dediqué exclusivamente a acudir a todas las audiciones que se me presentaban. A veces me pregunto cómo habría sido mi vida de haber terminado mis estudios. Pero ahora me doy cuenta de que nunca habría conseguido hacer lo que estoy haciendo ahora. En mi caso, funcionó, por eso me siento muy afortunada y muy agradecida.

Su carrera comenzó en Los Ángeles. ¿Como era la ciudad en esa época? Yo llegué aquí, desde Arizona, cuando tenía 15 años. Vine con mi madre, que me acompañaba a todas las audiciones. Pero pasaron tres meses sin que me saliera ningún trabajo, mi agente me enviaba a todas las pruebas en las que pedían una actriz que fuera rubia, que es mi color natural, todos los papeles de animadora en Disney Channel, pero me decían que no daba el tipo (ríe), porque yo tenía un físico extraño (ríe). Luego llegó un período de absoluto silencio por parte de los directores de cásting y ese tiempo lo aproveché para seguir mis estudios en casa, y hacer trabajillos eventuales. Fueron tiempos difíciles en los que a veces pensé en tirar la toalla, por suerte me surgió una audición para un 'reality show' y eso cambio todo. Mis sueños empezaron a cumplirse.

¿Con qué sueña ahora? Con seguir aprendiendo y superándome como actriz y con alcanzar la estabilidad en mi vida personal. Mi trabajo no te permite llevar una vida muy estable.