Cientos de personas se congregaron ayer en la plaza de la iglesia de Chella y en el interior de la parroquia de la Virgen de Gracia de esta localidad para acompañar los restos mortales de Vanesa Ferrer, la menor de 15 años asesinada el jueves de la semana pasada. Su féretro fue recibido entre aplausos en el centro de esta pequeña localidad del interior de Valencia, cuya iglesia y plaza anexa se llenaron de familiares, vecinos y amigos que despidieron a la menor y depositaron decenas de coronas de flores junto a su ataúd. El alcalde del municipio, José Enrique Talón, así como otros miembros de la corporación acompañaron a los familiares en el transcurso del funeral, que se desarrolló entre evidentes signos de dolor. Entre los asistentes, se dieron cita numerosos jóvenes compañeros, amigos o conocidos de la fallecida.

Tras la misa, la comitiva acompañó los restos mortales de la menor hasta el cementerio municipal, donde fue enterrada.

Vanesa Ferrer desapareció de su domicilio la noche del miércoles día 26 de octubre, tras decirle a su madre que se iba a casa de unas amigas a dormir.

Al día siguiente no fue al colegio, de modo que su madre presentó el jueves una denuncia y se distribuyeron por el pueblo carteles con su imagen.

Su cadáver fue localizado al día siguiente en un profundo y escarpado barranco a unos cien metros del casco urbano de este pueblo, de apenas 2.500 habitantes. Horas después se detuvo a Rubén, un joven de 21 años amigo de la víctima, que confesó el homicidio y está en prisión. H