Los enfermos mentales que no son tratados desde el ámbito sanitario adecuadamente acaban en la cárcel, coinciden expertos del ámbito penitenciario y de organizaciones que trabajan en la intervención social, quienes reclaman abordar a través de una estrategia este problema.

En concreto, el 4% de los internos en cárceles españolas sufre trastornos graves --en torno a 2.000 presos--, el doble en porcentaje que entre la población en general.

«Falla el sistema sanitario en la atención de determinados enfermos mentales complejos, que no aceptan la enfermedad o que no siguen las pautas adecuadas, no se hace un seguimiento sanitario y acaban por cometer algún tipo de delito, pero con tratamiento adecuado no habría ningún problema», explicó el subdirector general de coordinación de Sanidad Penitenciaria, José Manuel Arroyo.

Las personas con trastornos mentales que no son diagnosticados o que no reciben asistencia generan en la familia y en el entorno problemas de convivencia y conflictos que en muchas ocasiones acaban con conductas delictivas.