No solo los vecinos de Ermua, Zaldibar y Durango temen por su salud a causa del vertedero de Zaldibar. Los ertzainas, bomberos, sanitarios y trabajadores de excavación que intervinieron en las primeras horas del dispositivo de rescate tras el derrumbe del 6 de febrero no llevaban protección ante el amianto. La inquietud cunde entre ellos, y entre los que, ladera abajo, reabrieron la cortada AP-8.

El sindicato de la Ertzaintza SiPE-Fepol ha registrado una nota ante el Departamento de Seguridad vasco (Interior) en la que exige para los agentes controles de salud, por el riesgo de cáncer de pleura y otras enfermedades pulmonares. El escrito reclama que «se realice un examen inicial médico específico a todos los ertzainas que han participado», con pruebas de todo tipo en los pulmones, así como que «se dictaminen exámenes posteriores de salud específicos y periódicos a los afectados».

Según el documento, el jueves 6 de febrero transcurrieron ocho horas entre el derrumbe que atrapó a dos trabajadores, a las cuatro de la tarde, y el momento en que se adoptaron medidas del protocolo de protección. Fue un delegado de Protección Civil y pasadas las once de la noche, según indican fuentes próximas al dispositivo de rescate, el que advirtió de la gran cantidad de polvo en suspensión que había en la que la Ertzaintza llama zona cero del siniestro. «Entonces, la primera medida de protección que recibieron los ertzainas fue la orden de que se apartaran un poco», refiere la misma fuente.

Hasta los de Tráfico

El escrito pregunta «qué sistema se ha utilizado para la desinfección del material que ha sido utilizado en la zona cero por los ertzainas, como los vehículos, incluido el helicóptero». No está aún cuantificado tampoco el número de personas que intervinieron. Fuentes no oficiales de la Ertzaintza confirman que acudieron dos patrullas de tráfico de Vizcaya, una unidad de la Brigada Móvil, medios caninos, un helicóptero y la Unidad de Investigación de Tráfico (atestados), como también recoge la nota que se emitió.

«Lo peor fue cuando llegó el helicóptero. Con las aspas dispersó un montón de polvo amarillo», relata una fuente próxima al rescate. «Cuando los ertzainas abandonaron la zona porque habían sido relevados, se dirigieron a sus domicilios particulares tras haber estado expuestos, dejando la ropa que habían utilizado en las taquillas de sus lugares de trabajo y produciendo una interrelación con la zona que utilizan el resto de ertzainas», prosigue el escrito.

A los ertzainas que fueron relevados en el vertedero se les han proporcionado uniformes nuevos. Los que emplearon ese día han sido destruidos. Los coches y otros vehículos que estuvieron en la zona fueron apartados para su limpieza. «Hasta el perro quedó expuesto y ha habido que desinfectarlo», relata Juan Carlos Sáenz, secretario de Organización del SiPE. Sáenz ha consultado a un bufete madrileño experto en amianto. «Buscamos asesoramiento jurídico externo para delimitar las responsabilidades a que hubiera lugar», argumenta. «En este desastre se ha actuado con desprecio por las vidas de los que trabajaban allí», añade.

El escrito de su sindicato resume: «No hubo aplicación de protocolo alguno hasta pasadas las once de la noche, hora en la que se informó de que podía tratarse de una zona con un alto índice de amianto, y se comunicó que abandonaran la zona cero a las 2.15 de la madrugada».

Sin máscarillas

Los agentes de la Ertzaintza en Durango (el vertedero de Zaldibar está entre esa localidad y Ermua), encargados de la custodia del lugar del accidente, no recibieron máscaras de protección hasta la noche del 14 de febrero, máscaras cuyo tipo de protección «no se corresponde con el nivel de riesgo trasladado a los delegados de prevención horas antes», denuncia una nota del sindicato de la Ertzaintza ErNE. El comunicado deplora «una forma de actuar negligente que evidencia un desprecio absoluto por la salud de los trabajadores y de los ciudadanos, incrementando de forma innecesaria el riesgo de los compañeros».

Este sindicato ha convocado una concentración de protesta en la jornada de hoy a la puerta del Parlamento vasco, aprovechando que el lendakari, Iñigo Urkullu, acudirá a la Cámara. El Gobierno vasco «no evaluó las consecuencias, no había formación ni previsión ante un tema como este, fallaron muchas cosas en cuestión de emergencias y evaluación de riesgos para los trabajadores», denuncia el agente Roberto Seijo, portavoz de ErNE.

Poco pudo hacer la policía vasca para evaluar los posibles riesgos de los residuos de Zaldibar antes de la trágica tarde del pasado 6 de febrero. Para todo el País Vasco, uno de los puntos de España con más residuos tóxicos industriales, los ertzainas que realizan labores específicas de investigación medioambiental solo son ocho, incluido su jefe, un inspector. La unidad está centralizada en Erandio (Vizcaya), integrada en la Unidad de Investigación Criminal y Policía Judicial. Los agentes se incorporan a la investigación de delitos contra la naturaleza o la salud pública después de que hayan acudido otras unidades de la Ertzaintza.