Los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) se vieron obligados a esconderse de la inesperada llegada de una potente erupción solar en un refugio dentro de la plataforma orbital. Según los registros de la NASA y la Universidad de Sheffield (Reino Unido), se trató de la erupción más intensa del actual ciclo solar iniciado hace 11 años.

Las llamaradas o fulguraciones solares son poderosas ráfagas de radiación que aumentan repentinamente el brillo de una región de la atmósfera del Sol. La llamarada --técnicamente fueron dos-- se produjo el miércoles pasado. «A los astronautas se les dio la orden de alerta y se trasladó al refugio en la ISS», aseguró el director del Instituto ruso de Física Nuclear Skobeltsyn (SINP), Mijaíl Panasiuk. El científico ruso advirtió de que la medida de precaución no es baladí, ya que «una potente cascada de protones puede penetrar en la estructura de la ISS».

Por suerte, aunque la llamarada solar ocurrió cuando la plataforma se encontraba expuesta a la estrella, la emisión de protones fue breve, por lo que no causó daños. «Los cambios en el campo magnético repercuten en lo que ocurre dentro de nosotros, pero otra cosa es cómo se ve afectada cada persona en concreto. A algunos les duele la cabeza y a otros no», explicó.

Al mismo tiempo, opinó que si la anómala actividad solar se prolonga durante más días sería bueno aplazar el lanzamiento de la nave tripulada Soyuz, previsto para mañana. «Es una cuestión de responsabilidad. Alguien debe tomar una decisión. Yo me abstendría», apuntó.