La propuesta para aliviar el desconfinamiento de los más pequeños ha suscitado recelo entre los expertos. Y no por el planteamiento de que los chavales puedan pisar la calle, sino por la exposición de estos a entornos donde se podrían producir contagios. Las reacciones no se hicieron esperar, sobre todo en las redes. Tanto que el Gobierno rectificó, aunque fuera con nocturnidad.

«Ahora mismo, nadie en su sano juicio llevaría a un niño a un supermercado o a una farmacia», recalca Gemma del Caño, divulgadora científica dedicada, en estos últimos tiempos, a explicar cómo protegerse para evitar una infección de covid-19. En el caso de los niños, el riesgo está en que empiecen a tocarlo todo en estos entornos y así se expongan a un eventual contagio. «Si ya nos cuesta controlar nuestras propias medidas de prevención, ¿cómo vamos a controlar también las de los niños?», medita.

«Si las salidas de los niños van a ser a lugares concurridos, es una chapuza. Paseos con distanciamiento social. Para meterlos en sitios llenos de gente, a mí que no me esperen», proclama la pediatra Matilde Zornoza.

José María Lloreda, médico especialista en pediatría, también es contundente. «Ojalá los trataran como perros. La concepción adultocéntrica ha dicho que los niños donde los adultos: bancos, farmacias, supermercados... Nada pensando en los niños y sus necesidades. Permitiendo su paseo por el peor lugar (salvo un hospital): un supermercado», apunta el doctor.

«De verdad, que el Gobierno está ya con suficientes problemas y críticas, ¿quién ha pensado esto? Deben contar hasta 10 y sondear a gente de fuera de su círculo si lo que proponen se verá adecuado o no», escribía en su cuenta de Twitter Vicente Baos, profesor de Patología Médica y Salud Pública.

Valentí Pineda, infectólogo, argumenta que empezar el desconfinamiento por las personas jóvenes y sanas es la manera más segura de comenzar la desescalada. Aun así, ahora mismo es difícil especular sobre cómo habría que proceder, dado que apenas existen precedentes en los que basarse. «No sabemos el efecto exacto de cada medida. Ni qué pasará de aquí a cuatro días. Lo único que podemos decir es que hay que aplicar el sentido común, mantener las medidas de prevención y actuar según vaya evolucionando la situación», añade.

«¿Niños en sitios donde hay cierta concentración de personas? 1-. Máxima probabilidad de contactos. 2-. Probabilidad de introducción en hogares. 3-. Aumenta la aglomeración en supermercados, farmacias y bancos. Los niños, a pasear en lugares abiertos bajo supervisión responsable», se pregunta el profesor de microbiología Raúl Ortiz de Lejarazu.

Sea como sea, todos los expertos coinciden en que la clave será aplicar el sentido común. Y sí, tendría más sentido permitir un paseo que una excursión al súper.