El estado del módulo 'Schiaparelli', que el miércoles por la tarde debería haberse posado suavemente en la superficie de Marte, sigue siendo un misterio, pero todo indica que se produjo un problema en los retropropulsores que debían frenar la velocidad del descenso y muy posiblemente se produjo un impacto no controlado. Así lo han explicado esta mañana en rueda de prensa los responsables de la misión ExoMars en el centro de control de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt (Alemania).

"Todavía no estamos en condiciones de determinar las condiciones en el que el módulo de aterrizaje tocó tierra", ha dicho con precaución Andrea Accommazzo, jefe de las misiones del sistema solar de la ESA. Necesitaremos más elementos para poder determinar "si el módulo sobrevivió estructuralmente o no", ha agregado.

Al parecer, 'Schiaparelli' cumplió los planes previstos de ingreso en la atmósfera y despliegue del paracaídas. También se recibió confirmación satisfactoria del funcionamiento del escudo térmico protector. Sin embargo, la señal se perdió cuando quedaba poco menos de un minuto para tocar tierra.

EL ÚLTIMO MINUTO

La hipótesis más verosímil es que se produjo algún problema en los retropropulsores. Concretamente, los técnicos de la misión han explicado que se encendieron (al menos alguno de ellos), pero luego solo funcionaron y enviaron información durante los tres o cuatro segundos posteriores. Si ese fue el fallo, muy posiblemente 'Schiaparelli' acabó aterrizando sin control en Meridiani Planum, donde estaba previsto el amartizaje. La estructura inferior para amortiguar el impacto final no habría sido suficiente. Como mínimo, la ESA confía en poder recuperar las imágenes captadas por el módulo durante el descenso.

Los cinco orbitadores que se encuentran actualmente activos en Marte, incluido el europeo 'Mars Express', intentarán buscar a 'Schiaparelli' durante los próximos días, ha añadido la ESA. También se han recibido muchos datos de telemetría, pero "serán necesarios varios días para poder obtener conclusiones".

El módulo 'Schiaparelli', un ingenio de forma circular y casi 600 kilos de peso, fue concebido esencialmente para probar un nuevo sistema de aterrizaje. Su equipamiento científico era escaso y, al no llevar paneles solares, se esperaba un vida útil breve, de entre 3 y 8 días.

Mientras, la nave TGO (Trace Gas Orbiter), con la que 'Schiaparelli' había viajado acoplado hasta el planeta rojo, sí ha cumplido las expectativas y se ha acoplado con éxito a la órbita marciana. De TGO depende el grueso de la investigación científica que la misión ExoMars debe desarrollar en Marte. Uno de sus objetivos, sin duda el más atractivo, es determinar de dónde proceden las intrigantes trazas de metano -como han observado misiones anteriores-, un gas que en la Tierra se forma esencialmente por la actividad bacteriana. A partir de finales del año que viene, la nave empezará a suministrar información.