Se acercan los peores días. Lo advierten tanto el Gobierno como los expertos. Las cifras van a ser cada vez más negativas, los hospitales empezarán a desbordarse y los frutos del confinamiento tardarán en llegar. Italia superó ayer las 4.000 muertes por coronavirus, dejando atrás el umbral marcado por China. Aunque pueda parecer difícil decreer, lo más probable es que España se encuentre una situación similar dentro de siete días.

El aumento de fallecimientos sigue una progresión similar en ambos países, incluso es algo más acelerada aquí. España rebasó el umbral de los mil muertos ayer, viernes 20 de marzo. Un total de 1.002, según el ministerio, 1.091 con los datos actualizados de las autonomías. Si Italia lo superó el 12 de marzo, no es muy aventurado un escenario en el que en el plazo de una semana el país se acerque a esos 4.000 que tiene el país transalpino en la actualidad, superando incluso a China.

ANALOGÍA OBVIA / La previsión no es fruto de ningún modelo matemático, sino de una analogía obvia. Se han tomado medidas parecidas, las dificultades en el frente sanitario, con la escasez de medios y de personal, son similares, y los resultados siguen curvas paralelas. La analogía no se ha hecho con el número de contagios porque esta cifra, muy vinculada al número de pruebas que se efectúan, es cada vez menos fiable. China tuvo el doble de casos e Italia ya la ha superado en muertes. España sumaba ayer por la mañana 19.980 casos, que ascienden a 21.328 según el dato actualizado anoche. Unas cifras más que preocupantes en todos los sentidos.

Expertos como el presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Pere Godoy, o Pepe Martínez Olmos, exsecretario de Estado de Sanidad, ven «por desgracia posible» este escenario.

Lo más dramático sería que el grado de confinamiento elegido no fuera el suficiente. Tras dos semanas de su #quedateencasa, Italia todavía no ha alcanzado el pico ni de contagios ni de muertes. La situación ha llevado al Gobierno de Giuseppe Conte a anunciar la paralización de la actividad laboral que no sea imprescindible. Las autoridades regionales decidirán en cada demarcación qué industria o servicio no es imprescindible, informa Rossend Domènech. No sorprende que con tanto encierro acumulado y el que se prevé un joven romano se lanzara ayer desnudo a las aguas del río Tíber.

DUDAS / El debate de si en España hay que dar ya el paso de Conte está abierto. De puertas afuera, el Ejecutivo sostiene que por el momento no es necesario. «Tenemos una de las medidas más duras que se han tomado en los países de la UE y si se cumplen bien pensamos que nos ayudarán a controlar el virus», zanjó ayer el ministro Salvador Illa.

El margen de reducción de contagios que lograríamos no es suficientemente importante como para compensar los perjuicios que causaría en la población, argumentó el día antes el portavoz del comité gubernamental, el cada día más ojeroso Fernando Simón, que volvió a comparecer ante sos medios.

Oriol Mitjà, el epidemiólogo catalán que abogó por tomar medidas duras antes que nadie, defiende el confinamiento total, incluyendo el laboral. Sus modelos matemáticos, que contribuyeron a erradicar la enfermedad de pian en Papúa Nueva Guinea, predicen «un escenario terrible» si no se lleva a cabo.

Más allá de que el president de la Generalitat catalana Quim Torra haya utilizado esta controversia para pedir «el confinamiento de Cataluña» y atacar al Gobierno, es cierto que los expertos están divididos. Incluso algunos de ellos, próximos al Ejecutivo, sin dramatizar, creen que «el daño grande a la economía ya está hecho» y «podría ser útil» suprimir toda actividad laboral no necesaria». Sin embargo, Godoy, por ejemplo, no es partidario, porque «el distanciamiento social es ya muy intenso» y cree que «será suficiente, aunque sus efectos tardarán en verse».

LAS RESIDENCIAS / El presidente de los epidemiólogos está convencido de que la clave es atacar el foco de las residencias de ancianos. «Es la causa principal de que haya tantas hospitalizaciones y muertes. En estos centros se produce una agrupación de la población más vulnerable en la que es muy difícil conseguir el distanciamiento», advierte. En los geriátricos se han producido de momento unas 90 muertes y miles de contagios.