Ya sea por nuestro estilo de vida o por la llamada soledad no deseada. Ya sea por la crisis a la que los españoles no acaban de ver la puerta de salida. O porque se recetan con más alegría de lo conveniente, ante la falta de otro tipo de recursos asistenciales, lo cierto es que en España continúa el alto y preocupante consumo de antidepresivos y tranquilizantes, uno de los más elevados.

Ya lo advirtió la Agencia Española del Medicamento, que en el 2013 señaló que el uso de antidepresivos había aumentado exponencialmente, nada menos que el 200% desde el año 2000, al pasar de 26,5 dosis por cada mil habitantes y día a 79,5. Y recientemente el Círculo de Sanidad, integrado por empresas del sector sanitario, en la última edición del informe La Sanidad en Cifras avisa de que la tendencia al alza sigue, a un ritmo eso sí mucho menor, ya que la venta de antidepresivos creció un 14,73% entre el 2012 y el 2016. Así, la administración de sustancias comúnmente conocidas como tranquilizantes, aumentaron un 9,37%.

el entorno // España ha seguido la estela ascendente que han protagonizado otros países occidentales a partir de los años 80 y 90, cuando la industria fue capaz de fabricar antidepresivos más eficaces y con menos efectos secundarios. Si bien, la media de consumo en los países de la OCDE era del 6,5 % en el 2016 y en España un punto por encima: un 7,5% de los españoles, según estos datos, toman una dosis diaria para tratar la depresión. Esto convierta a España en la décima potencia mundial, por detrás de Islandia, Australia o Reino Unido y por delante de Noruega o Alemania.

Pero, más allá de que las farmacéuticas hayan sido capaces de generar medicamentos más eficaces, ¿qué explica que muchos españoles tengan Valium, el Prozac o el Lexatin como compañeros de viaje? Los motivos son variados. Por un lado, la población cada vez está mejor asistida, acude antes al médico ante cualquier problema y tiene acceso a mejores diagnósticos, dice Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), quien resalta que el 80% de los hiposedantes son recetados por los médicos de atención primaria y solo el 20% por los especialistas.

la depresión // El envejecimiento, el estilo de vida actual o las dificultades económicas han provocado un aumento de la depresión, que sufre un 15% de población en algún momento de su vida y 5% cada año. Según las previsiones, de seguir así, en el 2020 será el segundo problema sanitario más importante. «Afortunadamente, sabemos más y diagnosticamos mejor la depresión; por eso se diagnostica más. A pesar de ello, hay personas que no consultan por vergüenza, temor al estigma o miedo; y sufren en silencio. Se calcula que un 50% de los pacientes no acuden al médico o no reciben adecuado tratamiento», apunta a su vez el psiquiatra José Manuel Montes y la psicóloga clínica Patricia Fernández, del Hospital Ramón y Cajal.

La otra cara de la moneda son aquellas personas que piden fármacos ante cualquier inconveniente y buscan «soluciones rápidas al sufrimiento», según ambos doctores. Además, otros de los grandes problemas es la automedicación, dado que se calcula que sólo el 28% de los pacientes con depresión toma adecuadamente el tratamiento. En definitiva, todo un gran reto sanitario.