La apuesta del Gobierno central por la denominada economía circular aquella que fomenta la sostenibilidad y la durabilidad de los materiales para combatir la contaminación evitando la generación de residuos está previsto que quede hoy plasmada en el Consejo de Ministros con la vía libre a la tramitación de un anteproyeto de ley que, entre otras medidas, establecerá unos fuertes límites a los plásticos de un solo uso. La norma, que empieza su tramitación bajo el nombre de ley de residuos y suelos contaminados, incluirá duras restricciones a la introducción de este material en los mercados y obligaciones de información a los consumidores.

Vasos para bebidas, tapas y tapones, recipientes para alimentos, cajas que contienen alimentos de comida rápida... La intención es conseguir una reducción del 50% en la comercialización de este tipo de productos para el año 2026 respecto del 2022, y del 70% en el año 2030. Y para lograrlo, entre otros elementos disuasorios, a partir del 1 de enero del 2023 se prohibirá la distribución gratuita de este tipo de plásticos y se obligará a indicar por separado en la factura el importe que se cobra al consumidor por el empleo de ese material, según el texto inicial.

Sin pajitas ni bastoncillos y con agua de grifo gratis

Con el mismo objetivo de reducir el empleo de envases, el anteproyecto de ley insta a las administraciones públicas a adoptar las medidas necesarias para reducir el consumo de agua envasada en sus dependencias. Además, "en los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los clientes la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento" siempre que estén garantizadas las condiciones de salubridad del agua en cuestión, según informa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demogràfico.

Además, según el anteproyecto, a partir del 3 de julio del 2021 quedaría prohibida "la introducción en el mercado de los siguientes productos: bastoncillos de algodón (excepto los de uso sanitario), cubiertos (tenedores, cuchillos, palillos, cucharas), platos, pajitas y agitadores de bebidas, e incluso palitos destinados a sujetar e ir unidos a globos.

Control del material y de los residuos

Para tener constancia en todo momento del origen y del recorrido que han seguido estos materiales también se regulará el registro de producción y gestión de residuos y se incrementará el control en las memorias anuales al respecto, obligando a las empresas que generen o usen este tipo de productos a tenerlo todo anotado en un registro cronológico.

Con estas y otras medidas el Gobierno pretende fijar unos ambiciosos objetivos en cuanto a la reutilización y el reciclado de residuos municipales generados: en el 2025, el 55% respecto de los residuos municipales generados, en el 2030, el 60% y en el 2035, el 65%. En este sentido, se regula la eliminación de estos residuos y su tramiento previo en el caso de que sean trasladados a vertederos.

Duras sanciones

Y por si con todas estas indicaciones aún hay quien intenta sortear la ley, el anteproyecto contempla un régimen sancionador que considera el abandono de residuos como una infracción muy grave, incluido el abandono de basura dispersa o littering. Tanto que establece multas que pueden llegar hasta los dos millones de euros.