España generó 118,6 millones de toneladas de residuos en 2012, algo más de 2,5 millones por persona, según datos facilitados por Eurostat que demuestran hasta qué punto los desechos son uno de los principales problemas globales en el Día Mundial del Medio Ambiente (DMMA) que se celebró ayer domingo.

Más de la mitad de estos desperdicios se generó en los sectores servicios, construcción y minería y su impacto es apreciable en la contaminación atmosférica, la edáfica o del suelo, la de aguas superficiales y subterráneas, la proliferación de plagas o la degradación del paisaje, entre otras consecuencias.

La Ley 10/1998, de 21 de abril, establece que un residuo es “cualquier sustancia u objeto” del cual su poseedor “se desprenda o tenga intención u obligación de desprenderse”, si bien reconoce diferentes categorías en función de su estado físico, su procedencia, el peligro que representa y el marco legal en el que se inscribe.

En el hogar, los más habituales son los orgánicos y los de aparatos eléctricos y electrónicos.

La solución propuesta por expertos pasa por impulsar el concepto de economía circular, que incluye recogida, transformación y reutilización permanente de las materias empleadas en la producción de bienes y servicios. H