Unos 40 niños pierden cada año en España a su madre como consecuencia de la violencia machista, lo que supone desde el 2004 más de 500 huérfanos que, además, sufren el «doble estigma» de haber quedado abandonados a su suerte por parte de los poderes públicos. Es lo que denuncian la Fundación Mujeres y el Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla en el primer informe que realizan sobre «la realidad oculta» de los huérfanos de la violencia machista, que presentaron ayer y llevarán el unes al Congreso.

Desde el 2013, año en que pasaron a formar parte de las estadísticas oficiales, hasta el pasado 22 de febrero, 250 personas han sufrido la pérdida violenta de su madre por parte de la pareja o expareja de esta, de las que 166 eran menores, una cifra que se traduce en una media de 40 huérfanos al año. Si se extrapolan esos datos hasta el 2004, año en que se puso en marcha la ley integral contra la violencia machista, el total de menores huérfanos se sitúa en torno a los 500, señaló la presidenta de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto.

Tras el asesinato de sus madres, con quienes vivían la mayoría de estos huérfanos, suele ser la familia materna la que asume la responsabilidad de mantenerlos. Pero no siempre es así. Es especialmente «preocupante» cuando los pequeños acaban yendo a vivir con los allegados del padre porque mantienen en ocasiones contacto con su progenitor.