España es un gran consumidor de pescado (el tercero de Europa) y tiene unos mares sobreexplotados. De la suma de ambas circunstancias se deriva que comenzaremos a depender del pescado de otros países a partir del próximo martes, 10 de mayo. Y es que España habrá agotado entonces los recursos propios de todo un año, incluidos los animales obtenidos con acuicultura, que representan el 20% del total, según señala el informe anual de la New Economics Foundation (NEF). Este año las reservas de pescado durarán solo un día más que en el 2015.

En España, la fecha se ha ido adelantando prácticamente cada año desde 1990, lo que significa que la producción propia es cada vez más insuficiente para las necesidades de consumo. La situación es similar en Portugal, donde el pescado autóctono se terminó el pasado 20 de abril. Sin embargo, en el caso de España, si los niveles de pesca fueran sostenibles y se eliminara la sobrepesca, se podría llegar al 30 de junio, 51 días más.

El investigador responsable del informe, Aniol Esteban, ha explicado que España es el tercer país europeo más consumidor de pescado, con unos 42 kilogramos por persona y año, lo que representa el doble de la media de la Unión Europea. Por delante solo se colocan Portugal, con un consumo de 56 kilogramos por persona, y Lituania, con 43 kilos per cápita. Con estos datos, el experto calcula que aproximadamente tres de cada cinco unidades que se consumen en España proceden de aguas extranjeras.

DISPARIDAD EN LA UNIÓN EUROPEA

La NEF realiza este informe desde hace siete años y calcula la media de pescadodependencia de la Unión Europea, que se sitúa en el 13 de julio. Frente a los datos de España o Portugal, señala que en Austria o en la República Checa, países sin costa ni recursos pesqueros, las capturas propias llegan hasta el 19 de enero, mientras que a Holanda le alcanza hasta el 26 de diciembre. Por su parte, países con bajo nivel de consumo de pescado como Irlanda o el Reino Unido pero con acceso a caladeros productivos tienen altos niveles de autosuficiencia o, como en el caso de Irlanda, son totalmente autosuficientes.

"Conforme se ha ido reduciendo la productividad de los caladeros europeos, las flotas europeas han ido a pescar cada vez más en aguas más lejanas y más profundas, a la vez que las importaciones de pescado de otros países han aumentado", asegura Esteban. El in vestigador también expone que hay ciertos motivos de optimismo, pues durante los últimos años algunas poblaciones de peces en el Atlántico europeo "han dejado de empeorar", en parte porque algunos caladeros han comenzado a recuperarse al seguir los gobiernos recomendaciones científicas y porque el consumo de pescado no ha subido tanto como se esperaba.