España ha cambiado su tradicional oposición a gravar con impuestos verdes el transporte aéreo. El Gobierno de Pedro Sánchez se muestra ahora «abierto a abordar» las propuestas de nueva fiscalidad formuladas por otros países europeos bajo ciertas condiciones. La principal, que se tenga en cuenta «la situación periférica de la Península y las necesidades singulares de la insularidad», de las Baleares y las Canarias. También que la decisión se tome en el marco de una revisión de la fiscalidad ambiental para toda la Unión Europea.

Según confirman fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, la delegación española participó con este espíritu en la conferencia internacional que el jueves y viernes debatió en La Haya (Holanda) cómo acabar en Europa con el paraíso fiscal del que disfruta el sector de la aviación. La emergencia climática obliga.

CRECIMIENTO EXPONENCIAL // El aéreo es el único transporte que apenas paga impuestos pero contamina más que ninguno. Bajo esta premisa, el Gobierno holandés convocó a los 28 países a la conferencia Precios del carbono e impuestos para la aviación. En la documentación entregada a los participantes, se recuerda que los aviones emiten un 2,5% del CO2, una cuota que amenaza con crecer de modo exponencial. La previsión es que las emisiones habrán aumentado un 68% entre el 2010 y el 2020, un 185% hasta el 2040 y un 300% hasta el 2050 debido al crecimiento del número de vuelos, que no se puede compensar con el aumento de la eficiencia de los aparatos.

La conferencia se inició con un rotundo mensaje del ministro de Finanzas holandés, Menno Snell, en el que llamó a «gravar de la misma manera todas las formas de transporte, incluidos los aviones». Ruud de Mooij, portavoz de la conferencia y jefe de la División de Política Tributaria del Fondo Monetario Internacional, señaló que «aproximadamente la mitad del precio de un depósito de gasolina se destina a los impuestos utilizados para compensar las emisiones, así como para pagar los proyectos de infraestructura». «Los viajes en avión, en cambio, están casi totalmente exentos de todos los impuestos, a pesar de tener muchas externalidades propias. Terminar con esta situación nivelaría el campo de juego frente a otros modos de transporte», añadió. Altos cargos de la OCDE y el Banco Mundial intervinieron en el mismo sentido.

La propuesta que Holanda llevó a la conferencia incluye la posibilidad de imponer una tasa por billete, gravar el queroseno o fijar un precio mínimo al carbono en el mercado de comercio de emisiones al que se someten los vuelos intracomunitarios.

Una vez escuchados los expertos, una de las conclusiones obtenidas es que «ninguna de las tres opciones por separado son suficientes, las tres son necesarias», según un alto cargo de una delegación. Nadie cuestionó en los debates que sea necesario tomar medidas urgentes para luchar contra el cambio climático y que una de las protagonistas de esta tarea debe ser una política fiscal que incluya a la aviación.