Las españolas siguen retrasando su maternidad y son las europeas, solo superadas por las italianas, que tienen su primer hijo con más edad y las que más tardan en repetir con el segundo, según un estudio de Funcas que señala que un aumento de las prestaciones públicas podría ser un importante incentivo de la natalidad.

Y es que estas ayudas dirigidas a cubrir específicamente las necesidades de familias y niños son bajas en España, que se sitúa en el tercer país por la cola, por delante de Grecia y Portugal, asegura Funcas en su publicación Focus on Spanish Society, en la que recoge los datos de Eurostat. Mientras en estos países las prestaciones son de entre 200 y 400 euros, en Dinamarca, Suecia y Finlandia alcanzan los 1.500 euros por habitante; Bélgica, Francia, Irlanda y Alemania les siguen de cerca, con entre 800 y 1.200 euros.

También hay notables diferencias en cuanto a las edades en las que deciden tener un hijo; en España la tendencia a retrasarla se inició en el 2008 cuando la edad media de las madres primerizas era de 29,3 años, una cifra que ha aumentado de forma progresiva hasta situarse en los 30,7 años en el 2015 (último año disponible).

Con ello, las españolas se sitúan por detrás de Italia, donde la edad media es de 30,8 años.

En lo que sí son las que más tardan es en tener su segundo hijo, con una edad media de 33,1 años, 1,3 más que la europea.

Aunque, según Funcas, no existe una relación directa entre prestaciones para familias e hijos e índices de fecundidad, en las familias de doble ingreso -el apoyo público a través de prestaciones «puede convertirse en un importante incentivo para tener hijos». No obstante, estas prestaciones sociales «no implican decisiones similares en relación al cuidado de los niños», ya que, por ejemplo, en el 2016 casi la mitad de los niños de 0 a 3 años (48%) residentes en Suecia eran cuidados solo por sus padres, mientras que en Dinamarca la proporción era bastante menor (29%), si bien ambos países cuentan con elevadas ayudas. Mientras, en España, el porcentaje de niños menores de 3 años bajo el cuidado único de sus padres era del 47%, coincidiendo con la media europea.